Muchos de los que han visitado a Maracaibo, o los que somos de allá, nos hemos deleitado con la gastronomía y también, con unos peculiares bizcochos, llamadas “galletas pegadas”, las cuales son el acompañante ideal en un desayuno, merienda o postre vespertino. Por ende, dedicaremos este post, a la historia de las populares galletas pegadas maracuchas.
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¿Cómo se originaron las “galletas pegadas”?
La historia de estas populares galletas pegadas, se remontan en los años 50, en la capital del estado Zulia, Maracaibo. Cuando los hermanos Hernández Ruiz decidieron crear la empresa Galletera Independencia.
Para ello, lanzaron al mercado, la línea de galletas pegadas o denominadas, como se lee en el empaque “Galletas Rellenas”.
Por su parte, cada empaque consta de cuatro galletas o sandwiches rellenas con una especie de merengue rosado, que casi es imperceptible a la vista.
Dichas galletas se volvieron rápidamente populares en las barriadas marabinas, siendo denominadas “pegadas”, por ese supuesto relleno dentro de cada bizcocho.
La primera fábrica y popularidad
Cuando se constituyó la empresa “Galletera Independencia” de los hermanos Hernández Ruiz, se inauguró su primera fábrica en la localidad de Cerros de Marín-La Lago, en la zona norte de Maracaibo.
De hecho, el olor que emanaba la fábrica a galletas frescas hacían despertar el hambre a más de un marabino, tanto a los que vivían en esa zona, como los que transitaban de casualidad por allí.
Por otro lado, la empresa decidió incursionar en otras líneas, que también fueron populares como las galletas de animalitos, las Marías, bolitas criollas y otras presentaciones.
La popularidad de las galletas no se hicieron esperar, y se notó rápidamente en los maracaiberos, siendo la típica ley de la oferta y la demanda.
A su vez, las galletas se vendían a precios económicamente accesibles y algunas veces, se podían vender los recortes de las galletas, que, también, eran económicas.
Con el paso del tiempo, la demanda se hizo notoria y la fábrica se estaba quedando pequeña, por lo que, decidieron mudar la misma hacia la zona industrial norte.
Nueva fábrica y dificultades
Tras el éxito de la línea de sus productos, los hermanos Hernández Ruiz decidieron mudar la fábrica desde el sector La Lago hasta la Zona Industrial Norte, lo que es, actualmente, detrás del Centro Comercial Sambil.
No solo aumentó la producción, sino, además, se incrementaron los empleados y se adoptaron nuevas máquinas para satisfacer la demanda de las galletas pegadas y demás productos.
De hecho, las galletas no solamente se hicieron populares en el Zulia, también, surtieron en Falcón, Mérida, Trujillo, Lara, Carabobo y los Llanos, además, del vecino país, Colombia.
Sin embargo, no todo fue de color de rosa para la empresa, en especial, para la familia Hernández Ruiz.
Para el año 2005, uno de los fundadores, José Hernández Ruiz, demandó la sociedad mercantil, en contra de su hermano Antonio.
La disputa se extendió, luego de la muerte de Antonio Hernández Ruiz, y su hija, tomó el relevo en la contrademanda de su tío.
Pese a los trámites judiciales, se estimó, en el año 2008, que no había razones suficientes para disolver la sociedad y desestimó la demanda.
No obstante, el pleito siguió y se extendió, y hasta la fecha, se desconoce el estatus actual de la compañía.
La crisis en Venezuela
Con la crisis económica que azota Venezuela, y los tiempos que escaseaban los productos; la compañía volvió a sufrir de dificultades.
Los materiales no se conseguían o eran en sobreprecio, y la empresa tuvo que menguar la producción de sus populares productos.
Tanto fue la gravedad, que en el año 2016, la compañía disminuyó en un 90% la producción de las galletas pegadas, y casi estuvo a punto de quebrar por la escasez de materiales.
En efecto, los trabajadores de la fábrica, salieron a protestar para que les despacharen combustible a las gandolas y pudieran entregar los materiales a tiempo, y así reanudar la producción.
Por ende, los productos sufrieron de un aumento drásticos, y las galletas pegadas dejaron de ser económicas, debido al sobreprecio y dificultades para despachar los bizcochos.
Conclusión
Este producto sigue siendo parte de los anaqueles en cualquier supermercado, bodega o hipermercado de la capital zuliana.
Desde 1950 hasta la actualidad, sigue enamorando los paladares zulianos, que miran con orgullo un producto que se volvió de la idiosincrasia de la zulianidad.
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