A través de la historia universal han surgido grandes bastiones de poder y dominio, entre ellos podemos citar al Imperio Otomano.
El Sublime Estado Otomano conquistó grandes territorios a lo largo de sus 623 años de existencia, tiempo que fue uno de los imperios más temidos del planeta.
En esta ocasión, abordaremos el Imperio Otomano, desde su historia, conquistas hasta la finalización en la segunda década del siglo XX. ¡Comencemos!
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Historia del Imperio Otomano
Origen
El origen del Imperio Otomano se dio en las estepas de Asia Central, en el antiguo Turkestán, de allí, se originó el término ‘turco’.
Al principio, era una pequeña etnia que se dedicaba a la agricultura y ganadería, además, del comercio de caballos y telas.
Debido al comercio con otras naciones vecinas, adoptaron la religión del Islam suní, siendo parte de la cultura del islamismo.
Según los historiadores, el comercio en especial de la ruta de la seda, permitió que los turcos abrazaran el Islam.
Consolidados como una fuente económica relevante, Turkestán, crecería en el ámbito militar y a partir de allí, formarían alianzas con el Califato abasí.
Surgimiento del Imperio Otómano
Posteriormente, dentro del Califato, la influencia turca en la rama militar creció y fueron un gran oponente contra el Imperio Bizantino, poderío que de a poco mermó ante el naciente ejército turco.
Para 1243, ocurre la invasión mongola que destruyó el sultanato aliado de los turcos, tomando como imperio, los mongoles.
No obstante, un pequeño reducto de los turcos, establecen en varias zonas hasta conforman pequeños principados autónomos, destacando el sultanato de Rüm.
En ese sultanato, se establecen las tribus étnicas de los turcos, siendo la capital la ciudad de Konya y luego tomaron otros territorios en disputa.
Al fallecer Ertugrul, uno de los primeros que mantuvo la bastión de los otomanos, lo sucede en el trono Osman I, siendo este último el primer sultán de un vasto imperio que iba a nacer.
Primeras conquistas
La muerte de Osman I y la llegada del sucesor, Orhan I, las primeras victorias llegarían con la toma de Nicea y Bursa, siendo esta última una puerta de ingresos al Imperio Otomano.
Otro de los objetivos, era Aydin, la ciudad capital de los turcomanos (hoy Turkmenistán), donde la caída de la misma, proporcionaba un duro golpe a los bizantinos.
Para 1354, los otomanos comandados por Suleyman Pasa tomaron la península europea de Galípoli, donde se establecieron como base de operaciones.
En consecuencia de esta acción, el emperador bizantino, Juan Cantacuceno, abdica, siendo el máximo responsable de la expansión de los turcos en Europa.
Por otro lado, el nuevo emperador Murad I, inició una serie de batallas para la ampliación de comunas estables en Europa Sudoriental, logrando la conquista de Edirne.
Expansión
A su vez, el ascenso de Kara Halil Pasa como primer visir, se tradujo en la monopolización hasta el siglo siguiente.
Con respecto a Constantinopla, el punto de mira de los otomanos fue la alta presión ejercida sobre una ciudad histórica y al emperador bizantino.
Posteriormente, vinieron las conquistas de Tracias y los Balcanes, creando un pacto con la Iglesia Ortodoxa y Kara Halil Pasa se proclamó el primer sultán del Imperio Otomano, formalmente.
Sin embargo, la Iglesia Católica en la figura del Papa quiso evitar la expansión del Islam con los otomanos y la influencia en Europa.
A posteriori, se crea la bula para 1366, aunque, fue una misión fracasada, debido a la actuación de no agresión por parte de los otomanos.
Otras luchas del Imperio Otomano
Con el este Europeo extendiéndose de la influencia otomana, el Reino de Hungría bajo el mandato de Luis I, el Grande, declaró la guerra al Imperio Otomano.
Por tal acción, se produjo la batalla de Valaquia, donde los valacos, húngaros y turcos, permitieron una victoria dividida, para los tres bandos, sin la expulsión de estos últimos.
Con la muerte de Luis I, inicia la guerra civil en Hungría y la llegada de Segismundo, donde las primeras acciones fueron conquistar los territorios turcos.
Para ello, formó una alianza con los eslavos y se produjo la batalla de Kosovo en 1389, donde los otomanos no solo derrotaron a los aliados, sino, conquistó los territorios del sur del Danubio.
Prestigio
Tras las pérdidas de los territorios eslavos, Hungría se asentó en el sudeste europeo, mientras que los otomanos se reorganizaron en los Balcanes.
Sin embargo, esta victoria trajo un alto precio y fue el asesinato en batalla, del sultán Murad I en manos de un soldado serbio.
El ascenso al trono de Beyazid I trajo una gran repercusión en la familia imperial y fue el asesinato de los hermanos candidatos al sultanato.
Por consiguiente, Beyazid I tuvo sed de venganza y logró encaminarse a una victoria amplia en el oeste de Asia Menor en 1390.
Seis años después, el ejército otomano derroto a las tropas húngaras en la batalla de Nicópolis, provocando una guerra civil en territorio húngaro.
Tiempo después, la llegada de los principados de Vlad III de Valaquia, significó un punto de inflexión para los húngaros hasta la caída de Galamboc en las orillas del Danubio.
Siguieron las victorias
Posteriormente, en 1456, los húngaros comandados por Juan Hunyadi infligieron una dura derrota a los otomanos en Belgrado, siendo una victoria cristiana sobre el Islam.
Sin embargo, la muerte de Juan Hunyadi y la llegada de Matías Corvino en 1459, lograron la contención de los ejércitos otomanos, pero quiso expandirse hacia el Sacro Imperio Romano Germánico.
Aunque, el descuido hacia los turcos, permitieron tiempo después a la muerte de Corvino, la captura de los Balcanes, entre ellos Belgrado.
Con la captura de Belgrado, los húngaros cayeron como poderoso emporio en 1526, en la decisiva batalla de Mohács y la muerte de Luis II de Hungría.
Por otro lado, en 1541, los otomanos conquistaron el último bastión del Reinado de Hungría, Buda que para ese entonces era la capital húngara.
Intrigas
Por su parte, las luchas internas se reflejaban con las notables diferencias entre Karaman y Beyazid, donde hubo alzamientos contra el Imperio Otomano.
No obstante, las tropas leales de Beyazid recapturaron a Estiria, logrando conquistar Atenas y luego toda Grecia.
Con la caída del Imperio Romano de Oriente y la toma de Constantinopla, siglos antes, los otomanos se convirtieron en una nación temible y trasladaron su capital a esta histórica ciudad.
De este modo, la fama otomana se extendió por el Mediterráneo, donde los venecianos pagaban tributos al Imperio Otomano.
Posteriormente, siguieron las conquistas de Venecia, Hungría y Moldavia, además, de una reforma en el Imperio, donde todos debían lealtad al Sultán.
Con la muerte de Mehmed envenenado en una notable conspiración veneciana, llegó al trono Beyazid II, siguiendo las mismas políticas de su padre.
Siglos posteriores
La organización del Imperio Otomano vino con la estructuración expansionista de Fatih Mehmed.
Solimán derrotó a los húngaros en 1526, logrando un estado vasallo en Transilvania a través de un pacto entre el sultán y el príncipe germánico Fernando I de Habsburgo.
Seguidamente, la coronación de Juan Segismundo Szapolyai, trajo como consecuencia, la ruptura del acuerdo entre Solimán y Fernando I de Habsburgo.
Con la captura de Buda, los otomanos subyugaron a los húngaros y a los territorios vecinos, creando reinados vasallos en favor del Sultán otomano.
No obstante, la alianza secreta con el Sacro Imperio Romano Germánico, derivó en la Guerra de los Quince Años con victoria de los primeros.
Sin embargo, la influencia del sultanato en el Principado de Transilvania siguió, incluyendo el alzamiento civil contra la Casa de Habsburgo.
Luchas internas
Para el siglo XVII, Polonia entró en discusión con algunos territorios del Imperio Otomano, lo que significó en amplias victorias de los turcos.
A su vez, la influencia otomano siguió hasta la recuperación de Buda en manos de tropas cristianas de Leopoldo I de Habsburgo.
Con ello, los turcos fueron expulsados paulatinamente de los territorios húngaros y posteriormente, de los dominios transilvanos.
Por ende, se formó el pacto de no agresión en Karlowitz en 1699, entre polacos, germánicos y otomanos, culminando la influencia islámica en ese territorio.
Sin embargo, entre 1715 y 1718, los otomanos volvieron a la carga contra los germánicos, pero los ejércitos cristianos retrasaron la conquista de los turcos.
Para 1718, se firma otro acuerdo de paz con la finalidad que los otomanos reconocieran el territorio húngaro de influencia germánica.
Decadencia del Imperio Otomano
La decadencia empezó con el ascenso de Selim II, el Borracho en 1566 y se extendió con la llegada de sultanes ineptos y débiles de carácter.
Con las campañas de Ahmed I, el resto de los herederos fueron confinados en un harén, sin responsabilidades militares, marcando la decadencia del Imperio Otomano.
Entretanto, empezaron los desmembramientos militares y la crisis administrativas dentro del Imperio Otomano, desde sobornos y mecenazgo.
A su vez, la crisis económica fungieron en cierto modo un desprestigio dentro del Imperio, que fue un contraste a las adquisiciones del Sultán.
De igual modo, los pésimos gobiernos administrativos, sumado a los malos tratos a agricultores y campesinos, daban un aire de descontento social.
Por consiguiente, los territorios vecinos de Austria e Irán, aprovecharon la debilidad de los otomanos y arrebataron vasta extensiones de los Balcanes y el surgimiento de Rusia como potencia comercial y militar.
Para el siglo XIX, Grecia se sublevó contra los otomanos en 1821 y lograron la independencia dos años después.
Lo que significó una pérdida considerable dentro de Occidente, además, del auge de potencias como Reino Unido, Francia y Rusia.
Por si fuera poco, la administración otomana en Egipto cedió en 1882, siendo los británicos encargados de esta nueva colonia.
Sumado a ello, los territorios balcánicos de Serbia, Bulgaria, Rumanía y Albania promulgaron su independencia tanto ideológica como religiosa.
Fin del Imperio Otomano
Con varios años de agitación política dentro del Imperio Otomano, sumado a las constantes reformas del Sultanato, la caída estaba por suceder.
Dentro del mismo territorio, ocurre fuertes enfrentamientos que derivador en el Genocidio de armenios y asirios, sumado a la Revolución de los Jóvenes Turcos.
A partir de allí, se realizan diversas reformas constitucionales bajo el mandato del sultán Abdul Hamid II.
Como golpe sobre la mesa, el Imperio Austrohúngaro se anexionó los territorios de Bosnia y Herzegovina, expulsando definitivamente la influencia otomana en los Balcanes.
Con el ascenso de Mehmet V al sultanato, los Jóvenes Turcos querían influenciar en el gobierno del sultán, pero las cosas iban a empeorar.
En el transcurso de la I Guerra Mundial, los otomanos se aliaron con Alemania en diciembre de 1914, firmando el pacto de la Triple Alianza.
A su vez, la influencia de los Jóvenes Turcos, dejó moralmente afectado al Imperio y siguieron, las derrotas contra el Imperio Ruso en el Cáucaso.
Caída del Imperio
Para 1915, los otomanos se vieron debilitados al depender de un frente que contuvieran las pretensiones rusas, pero derivó en una derrota aplastante.
A través de allí, surgieron los genocidios o limpieza étnica de los armenios y asirios, conducidos a campos de exterminio y concentración.
Con la derrota de los imperios centrales, los otomanos se aferraron a la figura desprestigiada del sultán Mehmed VI, siendo golpeados en la Batalla de Galípoli ante los británicos.
Por si fuera poco, las tensiones entre Alemania y el Imperio Otomano, socavaron en acelerar la gran derrota de la Triple Alianza.
Asimismo, el ascenso de los Jóvenes Turcos y la Revolución produjeron la disolución del sultanato y la huida de Mehmed VI.
Finalmente, se instauró la República de Turquía por Kemal Atatürk, siendo el primer presidente del naciente país, sepultando la historia del Imperio Otomano