Una de las espías famosas y prominentes de la historia, es, sin dudas, Mata Hari, una cortesana, bailarina y espía de origen neerlandés.
Su influencia dentro de la inteligencia alemana fue fundamental en el devenir de la I Guerra Mundial, sustrayendo información a favor del káiser Guillermo II.
Sin embargo, a través de la historia, la influencia de Mata Hari es de investigación, siendo una de las mejores espías de la historia.
En nuestro segmento de biografías, abordaremos sobre la vida de Mata Hari, y algunas curiosidades de esta famosa espía neerlandesa.
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Biografía de Mata Hari
Infancia y primeros años
Margaretha Geertruida Zelle nació el 7 de agosto de 1876 en Leeuwarden, un pequeño pueblo en Países Bajos.
Sus padres fueron Adam Zelle, un sombrerero que se instaló en Leeuwarden y su madre, Antje van der Meulen, una costurera y ama de casa.
Mata Hari fue la última hija de cuatro del matrimonio Zelle, siendo la menor de cuatro hermanos.
Durante su infancia, vivió la separación de sus padres, y al poco tiempo del divorcio, su madre fallece.
Posteriormente, su padre contrae segundas nupcias y la joven Margaretha se fue de la casa para vivir con su padrino.
Su educación escolar la hizo tarde, al ingresar en la escuela a la edad de 16 años, donde alternaba sus estudios con el de la profesión de maestra.
Sin embargo, la belleza de la joven, cautivó a muchos, entre ellos, al director del plantel, que se enamoró perdidamente de la muchacha, lo que conllevó a la expulsión de Margaretha.
Juventud
Luego de irse expulsada de la escuela, se va a vivir con su tío materno y en 1895, se casa con un militar que le llevaba 20 años.
Mantuvieron una relación a distancia y se comunicaban a través de cartas, luego formalizaron en matrimonio el 11 de julio de 1895.
Para ese tiempo, Margaretha tenía 19 años y su flamante esposo iba rumbo a los 40.
El matrimonio decidió establecer su residencia en la isla de Java, y en ese lugar, Margaretha tuvo a sus dos hijos: Norman-John (1897) y Louise Jeanne (1898).
Sin embargo, una terrible noticia impactó en la vida de la joven madre, pues en 1899, su hijo Norman-John fallecería y Louise-Jeanne se salvaría por poco.
Los primeros indicios arrojaban una sífilis congénita heredada de Margaretha, pero los estudios confirmaron envenenamiento en venganza contra su esposo, Rudolph MacLeod.
Tras la dura pérdida, el matrimonio se fracturó y el capitán MacLeod se refugió en el alcohol, mientras que Margaretha se involucró en la cultura javanesa.
Allí, empezó a frecuentar a bares y aprender sobre la danza javanesa, donde comenzaría con su otra profesión de cortesana.
Antes del espionaje
El divorcio se legalizó en 1902 y Margaretha regresó a Países Bajos. No obstante, el capitán MacLeod demandó la patria potestad de su hija.
Para 1906, Margaretha gana el juicio y se queda con la custodia de su hija, pero una trate de su exesposo, le privó de tener a la menor.
Tras el duro golpe, Margaretha trabajaría en varios lugares como cortesana y bailarina exótica, utilizando el pseudónimo de ‘Lady MacLeod’ y ‘Mata Hari’.
En París, se hizo pasar por una princesa de Java, llamada Mata Hari, con la finalidad de codearse con la alta sociedad parisina.
Posteriormente, trabajaría como bailarina exótica en un burdel, siendo famosos sus sensuales bailes, además, de su exuberante belleza.
Una de las técnicas que usaba para captar clientes, era aparentar desnudo con una ajustada malla, siendo la predilecta de muchos hombres de poder en la Francia de inicios del siglo XX.
Debido a su profesión, tuvo numerosos amantes, hombres de mucho poder político y militar, además, de personalidades de la alta sociedad europea.
Según algunos biógrafos, Mata Hari intentó recuperar a su hija, pero fue todo en vano. De hecho, nunca pudo volver a tener a su pequeña Louise-Jeanne.
Trabajo como espía
Sus atributos iban cediendo con el paso de los años y se dedicó al completo en ser cortesana.
Con el estallido de la I Guerra Mundial, Europa estaba incendiada y algunos países del Viejo Continente estaban en conflictos los unos con los otros.
Para Mata Hari, no era seguro mantenerse en un lugar y menos corriendo peligro por los ataques contra los civiles.
Por consiguiente, estableció residencia nómada en París, Madrid, Ámsterdam, Londres y Manchester.
En uno de sus viajes, conoció al capitán del ejército imperial ruso, Vadim Maslov de 23 años, quien rápidamente correspondió en amor con la mujer.
Mata Hari catalogó a Maslov como el ‘verdadero amor de su vida’ y lo llegó visitar en ocasiones, pero de manera clandestina.
En una de las incursiones, Maslov es herido de gravedad, perdiendo el ojo izquierdo, siendo visitado recurrentemente por su amante.
La atención de la bella dama no pasó desapercibida por los altos militares, siendo captada por Francia, a cambio de mantener sus periodos de visitas hacia Maslov.
Sus antecedentes se remontan, con los favores que hizo como espía, en especial, con Alemania y el káiser Guillermo II y el príncipe de Prusia, Guillermo.
La agencia francesa de espionaje (Deuxiéme Bureau) la contactó para que pudiera espiar a los máximos lideres de Alemania, utilizando sus armas de seducción.
Mata Hari en la I Guerra Mundial
Pese a los intentos, Mata Hari no pudo sustraer información para Francia, debido a la despreocupación del príncipe heredero Guillermo de Prusia.
Uno de los principales promotores en la captación de Mata Hari, fue el capitán Georges Ladoux.
Sin embargo, Mata Hari proporcionaría información y en uno de sus viajes al Reino Unido, es interceptada por Sir Basil Thomson.
Allí, Mata Hari confirmó que trabajaba para la inteligencia francesa, suministrando información vital, a cambio de su libertad y protección.
Tras el interrogatorio, la Scotland Yard la libera y Mata Hari viaja a Madrid en 1916, allí se reuniría con un militar del alto rango alemán.
No obstante, Mata Hari concretó la reunión con el mayor Arnold Kalle, donde puso condiciones de suministrar información para Alemania, a cambio de dinero.
Tales condiciones se cumplieron paulatinamente, hasta que el Deuxiéme Bureau interceptó unas correspondencias desde Berlín, sospechando de la mujer.
La trampa fue captada por los alemanes y pusieron como chivo expiatorio a Mata Hari, con la firme intención de robar información y hacerla pasar como culpable o una doble agente.
Captura y ejecución de Mata Hari
Los alemanes se molestaron con la información suministrada por Mata Hari y decidieron entregarla a los franceses.
En diciembre de 2016, Mata Hari identificó a seis agentes belgas, del cual, uno de ellos, era un agente doble para Francia y Alemania.
Sin embargo, los alemanes ejecutaron al agente doble para evitar cualquier rastro de culpabilidad hacia ellos y la guerra se intensificará más de la cuenta.
Sin contar con el testimonio del agente doble, los franceses sospecharon en la influencia de Mata Hari y la capturaron el 13 de febrero de 1917.
Su captura se dio, cuando la mujer se disponía a salir del Hotel Elyséé Palace en los Campos Elíseos en la capital francesa.
Antes de ser captura, intentó seducir a los oficiales, posando desnuda y repartiendo bombones, pero fue en vano.
El 24 de julio de ese año, fue juzgada, mediante la acusación de ser espía para Alemania y causar la muerte directamente de 50.000 soldados.
Pese a las acusaciones, tanto el gobierno británico como el francés, no pudieron presentar pruebas contundentes.
De hecho, Mata Hari, alegó que sí es una ramera, pero no traidora, durante el juicio.
Por otro lado, se comprobó la falsa identidad de Mata Hari, como princesa de Java, además, de suministrar información a Alemania.
Pese a las insistencias de declarar su inocencia ante la embajada neerlandesa en Francia, los intentos fueron en vanos y se procedió a su ejecución.
Finalmente, el 15 de octubre de 1917, Mata Hari fue ejecutada por un pelotón de 12 soldados franceses en la fortaleza de Vincennes, en las adyacencias de París. Tenía 41 años al momento de su muerte.
Sus restos nunca fueron reclamados por los familiares de la mujer, y pasó resguardado en bóvedas y en el Museo de Anatomía en París hasta 1958 cuando su cuerpo fue raptado y hasta el sol de hoy, no se ha encontrado.
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