1999, Venezuela es sacudida por dos eventos: uno político y otro natural, al final del siglo XX. Con lo segundo, nos debemos remontar a la Tragedia de Vargas y a un pueblo que se convirtió en camposanto, tras los deslaves del 15 de diciembre de ese año.
De un momento a otro, las elecciones de 1999 pasaron a un segundo plano, y no es para menos, una tragedia sacudió a Venezuela, aquel fatídico 15 de diciembre, y que dejó profundas huellas a los que fueron testigos de esta inclemencia natural.
En este post, abordaremos sobre Carmen de Uria, un poblado varguense que fue testigo de la casi extinción de sus habitantes por la inclemencia de la madre naturaleza.
Antes de empezar, este artículo tiene información recopilatoria de la tragedia y de lo que fue el poblado. Honramos y recordamos a los que ya no están con nosotros y son parte de la historia de Carmen de Uria.
Ver después: 10 lugares tétricos y abandonados de Venezuela/Parte II
El nacimiento de Carmen de Uria
Esta localidad se estableció en los años 50, cerca de Macuto, y dentro de la parroquia Naiguatá, del estado Vargas.
Con respecto a Carmen de Uria, se estableció como un caserío que comunicaba con Macuto, cuyas costas bordeaban el litoral guaireño.
Dicho caserío lo fundó un ciudadano italiano, llamado Filippo Gagliardi, que tenía una visión de transformar aquel pueblo costero en un lugar turístico: bautizándola como la “pequeña Venecia”.
Tal idea la expresó al entonces presidente, Marcos Pérez Jiménez, para que tuviese financiamiento.
Sin embargo, los acontecimientos que sucedieron a finales de los años 50, el proyecto quedó en la deriva, y el general Pérez Jiménez fue derrocado, el 23 de enero de 1958.
A pesar de este acontecimiento político, Gagliardi construyó algunas edificaciones y viviendas que formaron, en 1958, el poblado de Uria.
Para el momento de su fundación, Uria tenía unos 3000 habitantes, poseía una iglesia, algunos edificios y viviendas, obras de Gagliardi.
Con el tiempo, Gagliardi volvió a su natal Italia en compañía de su familia, y el poblado siguió su progreso hasta convertirse en una localidad de la parroquia Naiguatá.
Años después, una hija y una nieta del mismo Gagliardi se establecerían en Uria, a la tierra que los vio nacer.
El progreso de una localidad
Para finales de las décadas de los 50 y 60, la locación contó con los principales servicios públicos como electricidad, telecomunicaciones y agua potable.
Entretanto, la comunidad hospedaba turistas nacionales y extranjeros que quedaban encantados de las playas de Macuto y Los Caracas, además, de las impresionantes vistas de la Cordillera de la Costa.
En las décadas siguientes, algunos turistas se paraban para refrescarse con los populares “helados de vasito”, mientras, se dirigían a Los Caracas o La Sabana.
Por otra parte, la hospitalidad de los pobladores de Carmen de Uria era de resaltar, desde invitarte, a tomar unas frías, ver el partido de béisbol o escuchar los relatos de personas con un gran sentido del humor y de pertenencia.
Asimismo, los que alguna vez estuvieron allí, mencionan que se respiraba tranquilidad y una paz cálida, que te hacía olvidar del “trajín” de las ciudades.
Algunos turistas se aventuraban a disfrutar de las costas que ofrecía la imponente vista de Carmen de Uria, donde se les venía las memorias a Sicilia o Madeira.
Uria no solo era hospitalidad, también, progreso y calidez, un signo de una ciudad sana y alejada de los trajines de la vida, pero todo eso cambió de manera drástica ese fatídico diciembre que no solo despedía pronto al siglo XX, sino, también, le daba la bienvenida a un incierto nuevo milenio.
Días previos a la tragedia de Vargas
Previo a la tragedia, todo transcurrían normal entre la vida cotidiana de los pobladores.
Si bien es cierto que las lluvias empezaron antes de lo previsto, nadie se imaginaba que la inclemencia de la naturaleza se iba a presentar de manera abrupta y cruel.
De este modo, las lluvias afectaron gran parte del país, pero se intensificó más a partir del día 5 de diciembre en el litoral.
Para el día 6, salió un nuevo reporte que determinó la alta incidencia de lluvias en el estado Vargas, alcanzando sus registros históricos.
Algunas zonas empezaron a tener problemas de acceso, y el día 10 de diciembre, se emitió una alerta de evacuación en algunas localidades del litoral guaireño.
Para el 14 de diciembre, las lluvias siguieron su curso y en las vísperas de las elecciones al referéndum constitucional, el presidente Hugo Chávez, manifestó que las elecciones no se suspenderían, citando la frase de Simón Bolívar durante el terremoto de 1812 “si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.
Pese a las inclemencias de las lluvias, el proceso electoral se desarrolló, pero simultáneamente, el desastre estaba por consumarse.
15 de diciembre de 1999
A pesar de que la cobertura destinada al proceso electoral del 15 de diciembre de 1999, empezaron los primeros reportes de graves inundaciones en el estado Vargas.
Los deslaves eran notorios y se produjeron derrumbes en las laderas montañosas de la Serranía del Ávila, provocando violentas crecidas del caudal de los ríos.
Entre los poblados mayormente afectados se encontraba Carmen de Uria, que por su posición geográfica, estaba en un valle con salida al mar en la Cordillera de la Costa.
Rápidamente, los deslaves consecuentes de ese día, hicieron estragos en el poblado que vio como los hogares, edificaciones y miles de pérdidas humanas se consumían por el inclemente paso de la naturaleza, quien reclamaba lo suyo.
Con ese panorama electoral, los reportes mostraban los deslaves y las terribles inundaciones que afectaron a gran parte del estado Vargas, y las tomas aéreas y fotográficas eran totalmente desoladoras.
Los testimonios de los que lograron sobrevivir a tal tragedia, manifiestan que esos días fueron como si la montaña se viniera abajo para estar con el mar, trayendo desgracia y miseria a su paso.
Carmen de Uria: El pueblo que se transformó en Camposanto
Tras el devastador paso de la naturaleza, los que sobrevivieron los ubicaron hacia otras zonas aledañas o del interior del país.
Algunas familias se negaron a abandonar, lo que un día fue un pueblo costeño alegre y hospitalario.
Por otro lado, algunas edificaciones como la iglesia quedaron parcialmente destruidas, pero que no ha sido impedimento para que de vez en cuando se celebre alguna misa, en honor a los caídos.
En el pueblo se encuentra María Adelina Gagliardi, nieta del reconocido Filippo Gagliardi, quien estuvo con su madre Rosa antes de la tragedia y se mantuvo posterior al desastre.
A su vez, los pocos habitantes que repoblaron los restos de esta otrora localidad, mencionan que sigue en sus memorias, las fiestas, los helados de vasitos, los petroglifos, los pozos cristalinos, la venta de pescados y mariscos, así como, el calor de su gente.
Para el año 2000, el gobierno decretó a Carmen de Uria como camposanto, prohibiendo que fuese repoblado, antes posibles desastres naturales.
Alrededor de 25 familias se mantienen, quienes se negaron a abandonar y ver morir al pueblo que los vio nacer y que por cosas del destino y designios de la naturaleza, quedó destruido, pero no olvidado por su comunidad.
Luego de años de ser declarado camposanto, se visualizan ruinas de lo que era el Hotel Pequeña Venezia del arquitecto Filippo Gagliardi, y que cuenta del resguardo de sus descendientes.
Pese a estar como un lugar de tributo, los pocos pobladores que se encuentran allí, mencionan que cuentan con algunos servicios públicos, aunque, diezmados, y la conexión a internet es prácticamente nula.
Tras el desastre, el lugar es un sitio de recuerdo de las víctimas que sus vidas se apagaron de manera intempestiva y fortuita.
Hoy, Carmen de Uria es el vivo tributo de su gente, que a pesar de las adversidades, se niegan a que el pueblo sea borrado del planeta.
Conclusión
Carmen de Uria es un sitio que, lejos de ser un camposanto en memoria de las víctimas del 15 de diciembre de 1999, es un sitio turístico y que esconde espectaculares paisajes.
A pesar de las adversidades, este pueblo costero demuestra su valía y entereza, buscando un mejor porvenir a sus pocos habitantes.
Si deseas ver nuestro vídeo completo dedicado a “El pueblo que se convirtió en Camposanto: Carmen de Uria”, te dejamos el enlace acá abajo:
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