En el siguiente post, abordaremos algunas hipótesis sobre ¿Qué hubiese pasado si en Francia no se aboliera la monarquía?
Cabe destacar, que este post es con posibles hipótesis acerca de esa interrogante sobre un hecho histórico. La diversidad de opiniones se respeta y abundan en cualquier tópico.
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Contexto histórico
Antes de responder esta interrogante ¿qué hubiese pasado si en Francia no se aboliera la monarquía?, es menester viajar hacia el contexto histórico de lo que ocurrió.
Para ello, debemos remontarnos al año 1791, cuando la Asamblea Legislativa impulsó la ley de reforma en la monarquía que en ese momento era absolutista.
Ante del cambio de absolutismo a constitucional, el rol de la monarquía francesa se basó en la concentración de poderes en la figura del monarca.
El primer gobernante bajo la monarquía absoluta francesa fue Luis XI, que concentró todos los poderes y la autoridad en su figura.
No obstante, las órdenes del rey no llegan a las demás regiones locales y los señores de dichas zonas tomaban este contratiempo a su ventaja.
Con el paso de los reinados hasta la llegada de Luis XVI en 1774 bajo el título de Rey de Francia y de Navarra y prolongar su mandato hasta 1789, el cambio se iba a realizar.
Para ello, se convoca a la Asamblea Legislativa y al monarca Luis XVI, donde se instaura un gobierno constitucional dentro de la monarquía.
Con este cambio, Luis XVI juró en la constitución francesa, pasando de una monarquía absolutista a una de carácter constitucional.
De igual manera, se procedió a cambiar los símbolos patrios como la bandera o pabellón tricolor y la escarapela, siendo distintivos dentro de la monarquía constitucional.
Disputas internas
Antes de la aceptación de la reforma en la monarquía, Luis XVI se encontraba en un entredicho al ver que la Iglesia no tenía tanta participación y la promulgación de una nueva constitución.
Posteriormente, Luis XVI decidió dirigirse a Lorena para reunirse con su ejército, pero la Guardia Nacional evitó la fuga, capturando al rey y su familia.
Una vez de vuelta en París, la Asamblea Constituyente congeló los poderes monárquicos y los aliados del rey empezaron a emigrar hacia otras regiones.
Sin embargo, algunos sectores políticos y revolucionarios instaban que el rey debiera ser enjuiciado por abandono de poder y tratar de huir.
No obstante, la Asamblea Constituyente mencionó que los aristócratas raptaron al rey y su familia, sin antes repelar las manifestaciones con la ayuda de la Guardia Nacional.
Con la nueva redacción de la Constitución, se emitió al rey, el cual aceptó y la firmó el 14 de septiembre de 1791.
La nueva Constitución de 1791 establecía a Francia como monarquía constitucional, relegando la autoridad real a un segundo plano bajo los legisladores.
De esta manera, se completó la separación de poderes y solo el rey se encargó de los debes ejecutivos, pero con fiscalización de la Asamblea, sin derecho al poder legislativo ni financiero.
Gobierno de Luis XVI con la Asamblea Nacional Legislativa
Ante las nuevas normativas constitucionales de 1791, Luis XVI siguió dichas directrices para demostrar la inviabilidad del sistema y regresar a la plena autonomía.
Del otro lado, los legisladores inspeccionaron la labor ejecutiva de Luis XVI, sin recurrir a la destitución de los ministros impuestos por el monarca.
Sin embargo, la Asamblea nombró a unos comités permanentes para supervisar cualquier acto de traición y remover los ministros del rey.
Por otro lado, los comités se renovarían cada seis meses y serían electos mediante votaciones en la Asamblea Legislativa.
En el ámbito internacional, los monarcas europeos vieron la situación de Francia y ante la temeridad de pasar por la situación, propusieron la restitución de la monarquía absoluta en ese país.
Sin embargo, el plan no rindió frutos y solo contó con el apoyo de Federico Guillermo II de Prusia y Leopoldo II de Bélgica.
Por otra parte, la aceptación de Luis XVI a las nuevas condiciones de la Constitución, dejó sin efecto la respuesta de los ‘émigrés’ o partidarios del rey en el exterior.
En efecto, la Asamblea pidió la repatriación de los émigrés, pero Luis XVI mostró pleno apoyó a los exiliados el 11 de noviembre de 1791.
Por si fuera poco, la Asamblea pidió anexar los territorios de Aviñón y Venaissin, ante la férrea oposición del papa a la Constitución civil del clero.
Siguen las disputas
Con la opinión dividida entre los que aceptaban la anexión y los que no, la Asamblea persiguió a los sacerdotes opositores.
De nuevo, Luis XVI respaldó la oposición y uso su veto el 19 de diciembre de 1791, poniendo en aviso a la Asamblea Legislativa.
Sin embargo, Luis XVI para ganarse algún favor de la Asamblea dio un ultimátum a los electores de Tréveris y Maguncia, provocando la expulsión de los émigrés de esas zonas.
Con ello, el rey planeaba la entrada de tropas extranjeras que pudieran hacer frente a las aspiraciones de la Asamblea y volver a la monarquía absoluta.
Para marzo de 1792, hubo nuevas imputaciones en contra de los ministros reales, aunque, el rey renovó su cartera ministerial.
Otro objetivo, fue declarar la guerra a Francisco II de Bélgica, sucesor tras la muerte del emperador Leopoldo.
Sin embargo, el descalabro francés se sintió en el territorio y empezaron las revueltas en contra del monarca.
A su vez, la Asamblea aprobó la movilización de 20.000 voluntarios, pero el rey usó su veto y se precipitó la caída que era más que anunciada.
Pese a ello, Luis XVI vetó a los ministros girondinos y se apegó a la Constitución de 1791, provocando una crisis insostenible.
Ante tal situación, entran los jacobinos quienes derribaron el gobierno municipal de París y se instauró una comuna revolucionaria.
Abolición de la Monarquía
Posteriormente, las Tullerías se tomaron a la fuerza y los grupos revolucionarios conquistaron algunos reductos leales a Luis XVI.
Con el avance de los jacobinos y girondinos, el rey y su familia pidió refugio a la Asamblea Legislativa, pero la presión social hizo mella en la decisión del órgano político.
Por consiguiente, suspendieron al monarca de sus funciones, lo encarceló y convocó a nuevas elecciones para la sustitución de la Asamblea Legislativa.
No obstante, hechos sangrientos siguieron con la deportación de los émigrés, curas refractarios y los aristócratas, dejando tocada la decisión final.
Finalmente, en la primera sesión de la Convención del 21 de septiembre de 1792, el veredicto promulgó la abolición de la monarquía y el inicio de la Primera República Francesa.
En cuanto al monarca Luis XVI, se condenó a muerte en la guillotina, siendo el último rey francés en la historia.
Ahora bien, presentamos algunas respuestas a esta interrogante ¿qué hubiese pasado si en Francia no se aboliera la monarquía?
¿Qué hubiese pasado si en Francia no se aboliera la monarquía?
Esta interrogante es muy compleja de responder, primero por los focos revolucionarios que se suscitaron en el siglo XVI y XVII.
Por otra parte, la Revolución Francesa permitió la reformación no solo de la Constitución contra la Iglesia, sino, además, la autoridad absoluta del rey.
Para ello, era inviable una solución pacífica o que al menos ambas partes salieran beneficiadas, ya que, los altos impuestos y la pobreza que asolaba Francia eran evidentes.
Entretanto, las monarquías europeas seguían bajo el patrón de absolutismo como en España, Bélgica, Países Bajos y Rusia.
Por ende, el destino de la monarquía francesa, pasaba de organizar los grupos sociales, pero la equidad de los revolucionarios era sin distingo de clases.
De igual manera, el aspecto democrático apenas nacía con los focos de la Revolución Francesa, dejando un eco en las futuras revoluciones del siglo XIX.
Por otro lado, si el régimen no hubiese fracaso en los aspectos sociales, tal vez, la Revolución Francesa era una utopía, pero la desproporción financiera aceleró el proceso político y social.
Finalmente, de mantenerse la monarquía francesa absolutista o al menos bajo la alianza con la Asamblea, la democracia hubiese existido en algún punto remoto de la historia.
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