Imperio ruso
Historia

Imperio Ruso (1721-1917): Historia y Evolución

El Imperio ruso se le atribuyó a un estado soberano que se conformó a partir de 1721 y tuvo su punto culminante en 1917 con la abdicación del zar Nicolás II.

En cuanto a la extensión territorial, comprendió los estados soberanos que se ubicaron en Europa, Asia y Alaska (como parte del continente americano).

Como periodo inicial, se debe a la proclamación al trono de Pedro I hasta la abdicación de Nicolás II en plena Revolución de 1917.

En el siguiente post, abordaremos los aspectos generales más relevantes del Imperio ruso, desde su historia, evolución y últimos días.

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Historia del Imperio ruso

Imagen: Wikipedia.

Antecedentes del Imperio ruso

Para remontarnos en la historia del Imperio ruso, debemos llegar hasta llegar al poder de Pedro I como zar de dicho estado soberano.

Sin embargo, Pedro I no llegó al trono fácilmente, primero su familia lo relegó del poder político en detrimento de su hermano Teodoro III.

Pese a ello, la vida de Teodoro III fue marcada por muchas enfermedades y nunca pudo llegar al trono con la Revuelta Streletski.

Tras la Revuelta Streletski y en vista de las capacidades de Teodoro III, se instauró como co-azar a Pedro I y a Iván V.

No obstante, la figura política recayó en la media hermana de Pedro I, Sofía, que estuvo manejando los hilos del poder.

Pedro se instruyó en las artes milicianas, planeando destronar a Sofía y más sumado a la muerte del otro zar, Iván V en 1696.

Luego de la muerte de Iván V, Pedro tomó el trono ruso y lo ocupó finalmente, instaurando una autocracia.

Por si fuera poco, puso en la mira a los territorios ocupados del Imperio otomano, aunque, las campañas iniciales se saldaron con derrotas y le obligó a buscar aliados.

Origen del Imperio ruso

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El zar Pedro I el Grande. Imagen: Wikipedia.

En su viaje por Europa Occidental, siendo el primer zar en emprender una gira europea, adoptó la bandera del Imperio ruso, similar a la de Países Bajos.

Por su parte, inició la lucha contra el Imperio otomano formando una coalición con algunos países de Europa.

Con el pasar del tiempo, sufrió varias derrotas contra Suecia por el acceso al Mar Báltico, aunque en 1709, logró vencer al monarca Carlos XII en la Batalla de Poltava.

Expansión de los dominios

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Imagen: Wikipedia.

No tardaría mucho el zar en enredarse en otra batalla con los otomanos por permitir el asilo al monarca sueco Carlos XII.

Para ello, el Imperio ruso devolvió el puerto de Azov y los suecos firmaron un armisticio en la Gran Guerra del Norte en 1721.

Con la firma del tratado, el Imperio ruso obtuvo los territorios de Livonia, Estonia e Ingria, expandiéndose y tomando una ruta a Europa Occidental.

Luego de la conquista, se proclamó el Imperio ruso oficial y el zar Pedro I ocupó el puesto el 2 de noviembre de 1721.

Por su parte, el gobierno de Pedro I tuvo grandes avances a ese lado europeo, en especial, en materia naval, ejército y recursos económicos.

Para 1722, el zar impuso la tabla de rangos desde plebeyos hasta nobles, inclusive, se agruparon a los pobladores como medida social en general.

En cuanto al ámbito político, el zar aplicó medidas como el cuerpo colegiado y el Senado Gobernante, y el pago de tributos o impuestos.

Con respecto a la Iglesia, tuvo una autonomía parcial, teniendo como punto relevante, la abolición del Patriarcado y se instauró el Santísimo Sínodo Gobernante.

Con la recaudación de impuestos que se acrecentaron en los territorios del Imperio ruso, se compraron armas y equipos para futuras guerras y conq  uistas.

Por su parte, se acrecentó los rasgos culturales, al fundarse la Academia de Ciencias en la capital, San Petersburgo.

Sin embargo, las molestias sociales se sintieron por los altos tributos y más en pro de la guerra, manifestándose las primeras revoluciones.

Nuevos poderes y revoluciones en el Imperio ruso

La muerte de Pedro I ocurrió en 1725 y llegó al trono su esposa Catalina I, tras el exilio de su hijo Alexis, un ferviente opositor a las políticas del antiguo zar.

Por otro lado, dentro del imperio se orquestaron conspiraciones y complots contra la familia real, que puso en entredicho la continuidad de Catalina I.

En 1727, muere Catalina y llega al poder el nieto del antiguo zar, que lleva por nombre Pedro II en honor a su abuelo.

Sin embargo, el reinado de Pedro II fue breve por la complicación de la viruela y tuvo que otorgar el trono a Ana Ioánnovna.

Una de las medidas que impusieron para la llegada de Ana fue que cediera el poder autocrático y apoyará a la clase noble.

Tras la muerte de Ana en 1740, accedió al trono Iván VI, pero las convulsiones sociales lo apartaron del poder, siendo suplantado por Isabel I de Rusia.

La era isabelina en Rusia terminó de certificar los pasos de Pedro I en su comienzo del gobierno y fue la influencia occidental.

A medida que avanzaba el tiempo, el Imperio ruso crecía en influencia y poder, sumado a los nuevos aliados como Austria y los otomanos.

Una de las medidas fue entrar en guerra con los vecinos de Polonia y la Guerra de los Siete Años.

Aliados y enemigos

En el marco de la Guerra de los Siete Años, Rusia adquirió otro aliado ante el disgusto de Austria y fue Francia en busca de apoyo para derrotar a Prusia.

Sin embargo, la inesperada muerte de Isabel I en 1762, dio un giro en la guerra. Por consiguiente, accede al trono Pedro III como zar del Imperio ruso.

El desenlace de la guerra terminó con la alianza de Rusia con Prusia y la profunda amistad entre el nuevo zar, Pedro III y el monarca prusiano, Federico el Grande.

En el ámbito local, los pobladores se molestaron con el zar y sus nuevas alianzas, sumado al origen y las otras costumbres religiosas que profesaba.

Por ende, Pedro III fue depuesto gracias a un golpe de estado que orquestó su esposa, Catalina y luego, el amante de esta, Alekséi Orlov lo asesinó.

Sin el zar, Catalina accedió al trono como Emperatriz de Rusia en 1762 y se logró uno de los reinos más extensivos en territorios.

Para ello, Catalina la Grande disputó la Guerra de Crimea contra el Imperio otomano, derrotándolos y accediendo a otro puerto de gran envergadura.

Asimismo, logró otros nuevos tratados y territorios, en especial, con el Tratado de Kuçuk Kaynarca, donde anexó a Crimea, gracias a la influencia de los tártaros.

La expansión territorial en el siglo XVIII-XIX

Imagen: BBC.

Posteriormente, Catalina siguió con sus deseos de expandir nuevos dominios y en 1792, firma el Tratado de Yasi con los otomanos, llegando hasta el río Dniéster.

Sin embargo, la influencia otomana no se erradicó del todo en Europa y fue una asignatura pendiente según las pretensiones imperiales de Catalina la Grande.

En cuanto al Imperio otomano, la influencia rusa rozaba los Balcanes, pero no deseaban otra guerra, ya que, significa perdidas en hombres y recursos económicos.

Con respecto a Europa Occidental, Catalina adquirió ciertas porciones de Polonia y Lituania, el resto se lo dividió con sus aliados de Austria y Prusia.

No obstante, sus vecinos tenían sus candidatos al trono de Polonia y derivó en un estallido bélico con la Guerra de Sucesión.

Pese a ello, se llegó a un acuerdo y Rusia obtuvo nuevos territorios para expandir su dominio en ciertas regiones de Occidente.

Con la llegada de la Revolución Francesa en 1791, Rusia y sus aliados exigieron el rompimiento de la Constitución de 1791 y en Polonia, se realizó una segunda partición.

Por consiguiente, Rusia salió favorecida con la ampliación de nuevos territorios en especial, Ucrania y la mayoría de Bielorrusia.

La tercera partición ocurrió en 1795 con la desaparición del territorio polaco que se dividió entre Prusia y el Imperio ruso.

Entretanto, la obtención de nuevos territorios trajo una mezcla de etnias, costumbres y religiones, derivando en una implosión cultural en el Imperio ruso.

Periodos de paz y Guerra

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El zar Pedro I el Grande. Imagen: Wikipedia.

La muerte de Catalina en 1796, llevó al trono a Pablo I, su hijo, aunque, no era de elección de la antigua zarina, ya que, consideraba a Alejandro.

En el reinado de Pablo, ocurrió una reforma y se instauró como requisito para acceder al trono, a la línea primogénita.

Por otro lado, se adquirió Alaska y la influencia rusa llegó al continente americano, esto implicaba que Rusia era considerada una superpotencia en cualquier ámbito.

Mientras tanto, Rusia formó alianzas con otros poderosos imperios en contra de Francia, además, de nuevas reformas que derivaron en el asesinato del zar Pablo I.

Tras la muerte de Pablo I, accede al trono Alejandro I y se sospechó que fue el autor de la muerte de su padre.

Entre los avances de Alejandro I, se creó una reforma constitucional y el poder del zar se vio minimizado con las nuevas reformas.

En cuanto al ámbito internacional, Alejandro puso en mira las campañas de Napoleón Bonaparte, al quién vio como un potencial rival de cuidado.

Por su parte, las campañas napoleónicas fueron un éxito en Europa Occidental y el temor en Rusia se acrecentaron.

De esta manera, los temores de Alejandro se hicieron realidad, cuando Napoleón los derrotó en 1807 al firmar la paz con el Tratado de Tilsit.

Posterior a la derrota, se vio obligado a formar alianzas con Napoleón Bonaparte y de a poco, empezó a perder influencia dentro de Europa.

Entretanto, se cocinó otra guerra con los otomanos que duró seis años, donde Napoleón traicionó a Rusia con la invasión de su artillería pesada.

No obstante, la confianza de Napoleón y la valentía del ejército ruso, puso una derrota dolorosa a los franceses.

Tras esta victoria relevante, Alejandro formó nuevas alianzas para una paz inquebrantable y creó la Santa Alianza en 1815.

Era post-Alejandro

La expansión rusa obligó a los franceses a retirarse hacia Occidente y la nueva alianza puso fin a las pretensiones expansionistas de Napoleón.

El reinado de Alejandro I se caracterizó por continuar con políticas expansionistas, en especial, Asia y Occidente de Europa.

Con la muerte de Alejandro I de Rusia, el trono recae en su hermano, Nicolás I, teniendo como punto fundamental la Guerra del Cáucaso.

Por otra parte, las políticas exigentes de Nicolás I, derivaron en la Revuelta Decembrista, un movimiento que fue reprimido con la intervención de la policía secreta.

A su vez, en el gobierno de Nicolás I, se impulsó el espionaje y la red de inteligencia.

Por otro lado, las políticas autocráticas de Nicolás, crearon una profunda grieta dentro de la sociedad rusa y de la Iglesia ortodoxa.

En 1830, estalló una revuelta que derivó en la Revolución polaca contra la monarquía rusa en ese país, movimiento que se originó con la supresión de la Constitución de Polonia de 1815.

Entretanto, el nacionalismo ruso se arraigó de igual manera, se profundizaron las grietas sociales en el imperio.

Guerra internas

Con la imposición religiosa en Rusia y la península de Crimea, se formó una alianza entre los católicos y ortodoxos, derivando en un conflicto bélico en esa región.

Por su lado, se formaron alianzas europeas y otomanas en favor de un bando y del otro.

Tras tres años de guerras y batallas, los católicos vencieron a los ortodoxos, gracias a la incursión francesa el 8 de septiembre de 1855.

Con la victoria francesa y la llegada del nuevo zar, Alejandro II, se profundizaron los acuerdos de paz con el Tratado de París de 1856.

El zar Alejandro I. Imagen: Getty Images.

Alejandro II reformó algunas políticas autocráticas de Nicolás I, en especial, dentro del ejército, gobierno, educación y tierras.

Para 1861, proclamó la emancipación de los siervos y les otorgó de beneficios en pro de la clase obrera.

Sin embargo, se crearon grandes latifundistas y el campesinado estalló en revueltas y más con el aumento de los impuestos dentro del Imperio ruso.

Por otro lado, se agruparon los consejos distritales en dumas y en 1870, se instauraron finalmente.

En el ámbito judicial, se reformaron nuevas leyes que derivaron en la Gran Reforma Judicial con una alta influencia de Occidente.

Inicios de la decadencia

Con el asesinato del zar Alejandro II, y el ascenso de Alejandro III en 1881, se acrecentaron los movimientos en contra de las reformas alejandrinas.

Sin embargo, Alejandro III abrazó otras políticas con el fin de evitar el modernismo en el imperio, en especial, con las censuras y represiones.

A su vez, se impulsó la rusificación, algo que no vio con buenos ojos algunos pobladores de costumbres eslavas y polacas, que supusieron una gran amenaza o limpieza étnica.

Por otro lado, se inició un nuevo conflicto continental con Japón en pleno final del siglo XIX e inicios del XX.

Rusia veía una nueva alternativa con Asia y sus islas, en especial, Japón, el norte de China y la península de Corea.

El Imperio japonés tomaba fuerza con nuevas conquistas en China, donde los rusos entablaron negociaciones con ese país.

Ante el avance ruso, Japón vio una amenaza y más cuando Corea otorgó una base naval cercana a las costas japonesas.

Seguidamente, se impulsó una desestabilización en Asia insular y Rusia bloqueó el acceso marítimo a Japón en Port Arthur, siendo un desafío al Imperio japonés.

Por si fuera poco, Gran Bretaña también vio un movimiento arriesgado de parte de los rusos y se alió con Japón ante una eventual guerra con el Imperio ruso.

En 1904, estalla la guerra que duró más de un año y las innumerables bajas navales de Rusia, aceleraron la derrota que puso fin a las pretensiones imperiales en Japón.

I Guerra Mundial

En los años siguientes, se vivieron épocas revolucionarias y movimientos sociales contra la monarquía rusa, en especial, el movimiento de los bolcheviques.

Sin embargo, el ascenso de Nicolás II como zar puso en entredicho la confianza y el prestigio de la monarquía con una floja respuesta en su propio territorio.

Con el estallido de la I Guerra Mundial, Rusia ingresa al bando de los Aliados y movilizó a mujeres y hombres para el conflicto bélico.

No obstante, las increíbles bajas del lado ruso, pusieron en pie las molestias sociales dentro del imperio que obligó al retiro de Rusia en la I Guerra Mundial.

En 1917, ocurrieron grandes manifestaciones en rechazo de la guerra, apoyados especialmente, en movimientos de izquierdas (comunistas y marxistas).

Por ello, se produjo la Revolución de Febrero de 1917, provocando el colapso de la monarquía y la abdicación forzada de Nicolás II y de los privilegios familiares.

Imperio ruso
El zar Nicolás II y su familia, el último en gobernar el Imperio ruso. Imagen: Wikipedia.

Nicolás II abdicó en favor de su hermano, Miguel, pero este último, desistió del trono, alegando falta de seguridad en su integridad, quedando el trono vacante.

En efecto, ante el vacío de poder, se traspasó el mismo hacia un Gobierno Provisional Ruso hasta las elecciones de una Asamblea Constituyente.

Ante tal situación, se puso fin al Imperio ruso que llegó a gobernar desde 1721 en tiempos de Pedro el Grande.

Consecuencias de la desintegración del Imperio ruso

Con la llegada del Gobierno Provisional Ruso entre políticos  liberales y socialistas, se intentó poner en correcto el hilo constitucional.

Sin embargo, ocurrieron una serie de reformas que inició con nuevos movimientos sociales, en especial, el resurgimiento de los bolcheviques.

El fin del gobierno provisional, aceleró una serie de acontecimientos, que derivó en la Revolución de Octubre y en la firma de la capitulación con los alemanes.

Dicha capitulación fue el Tratado de Brest-Litovsk, donde se puso fin a la incursión rusa en la I Guerra Mundial.

Por su lado, los bolcheviques tomaron este acto como una gran victoria, lo que desató en una Guerra Civil, donde el movimiento político-social tuvo influencia en el resto de los territorios.

Entretanto, ocurrieron desmembramientos de los territorios del Imperio ruso y se denominaron Estados presoviéicos hasta la instauración del comunismo bajo la figura de Vladimir Lenin.

La figura política de Lenin supuso el fin de la monarquía que se propagó con la cruel ejecución del anterior zar, Nicolás II, su esposa y sus hijos en 1918.

Finalmente, la propagación política del Leninismo desencadenó en los albores de una nueva potencia ideológica, denominada, la Unión Soviética.

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Samuel García

CEO de Dossier Interactivo

Esposo de una excelente mujer (Marines) y padre de tres y redactor SEO de Dossier Interactivo.

Médico de profesión y amantes de los cómics, videojuegos, libros y del fútbol.

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