Adolf Hitler
Biografía Historia

Biografía de Adolf Hitler

Uno de los hombres más influyentes (para algunos) y un demonio convertido en hombre (en opinión de otros) fue Adolf Hitler, el líder y fundador del nazismo y quien fue el artífice de la II Guerra Mundial.

En esta nota, abordaremos a profundidad la biografía de Adolf Hitler, desde su infancia hasta la muerte de la figura principal del Tercer Reich en Alemania.

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Biografía de Adolf Hitler

adolf hitler

Infancia

Adolf Hitler nació en Braunau am Inn, Imperio Austrohúngaro, el 20 de abril de 1889, hijo de Alois Hitler, un agente aduanero austriaco y Klara Pölzl, siendo la tercera esposa del padre de Adolf.

A los días de nacido fue bautizado en la iglesia de San Sebastián en Braunau, a su vez, Adolf portó el apellido de su padre Schcklgruber, hasta que su abuelo paterno reconoció a su papá.

Por ende, Alois adoptó el apellido Hiedler, que por sus variantes, tomó como Hitler, de ese modo se conoció a la familia en la posteridad.

Con el paso del tiempo, la familia se trasladó a varias ciudades austriacos hasta asentarse en Linz, donde vivirían la época adolescente de Hitler.

Según algunos biógrafos, Hitler fue un excelente estudiante en primaria, pero en el sexto grado tuvo que repetir el año por problemas de conductas.

Para Hitler, el cambio brusco en el rendimiento académico fue un castigo hacia su padre, por desear que estudiara la carrera de aduanas.

Sin embargo, Hitler no se mostraba interesado en la carrera de aduanas y vio las artes como la verdadera vocación.

No obstante, el rendimiento de Hitler no fue el esperado y una terrible noticia lo impactó con la muerte de su padre en 1903.

Tras la lamentable perdida, Hitler abandonó la secundaria a los dieciséis años con la intención de trasladarse a Viena.

Juventud de Hitler

Hitler decidió independizarse de su familia a los 17 años y su madre, Klara, le compró una habitación individual en un barrio de Linz.

A pesar de los esfuerzos de su madre de que continuará los estudios, Hitler se negó debido a ‘problemas de salud’.

Tras quedar asignado al área de dibujo, Adolf renunció a sus sueños y pasó tres años sin conseguir empleo en Linz.

En esa edad, se interesaría por la lectura, en especial, la mitología germana y el pangermanismo, posición que abrió las puertas a un extremista.

Posteriormente, viajaría a Viena gracias a la ayuda económica que le proporcionó su madre, donde optó por ingresar en la carrera de artes.

Sin embargo, una triste noticia volvió a impactar a Adolf, ya que no fue admitido en la Academia de Bellas Artes y el rector le sugirió la arquitectura.

No obstante, el abandonar la secundaria le pasó factura a Hitler y decidió regresar a Linz con su madre enferma de cáncer de mama.

El 21 de diciembre de 1907, Klara fallece y eso repercute en Hitler que regresa a Viena, allí trabaja como barrendero y cargador de maletas.

En Viena, las cosas empeoraron y Hitler optó por pintar y vender sus dibujos, una opción que mantuvo la estabilidad en el joven.

Traslado a Múnich

En su estancia en Viena, se formó la ideología política o mejor dicho, se reafirmó, aspecto que desencadenó en un profundo antisemitismo consumado.

Para 1913, Hitler y un compañero de residencia, Rudolf Häusler se trasladan a Múnich, Alemania, con la intención de huir al reclutamiento militar en las vísperas de la I Guerra Mundial.

En Múnich, se afianzó la perspectiva política y económica de la opinión de Hitler al quedar deslumbrado por la prosperidad en el Imperio Alemán.

Hitler comparó a Viena y Múnich, donde la capital austriaca impactó negativamente en el pensamiento ideológico de Adolf y lo profundizó en la ciudad bávara.

No obstante, el idilio en la ciudad muniquesa iba a durar poco, ya que, las autoridades austriacas le enviaron un citatorio por deserción.

Tras esta notificación, Hitler regresó a Austria, específicamente, Salzburgo y a pesar de postularse a regañadientes al servicio militar, allí le denegaron la solicitud.

Hitler en la I Guerra Mundial

Con el estallido de la I Guerra Mundial el 28 de junio de 1914, Hitler regresa a Alemania, pero con la intención de servir en el ejército alemán.

En un espacio de tres mees, Hitler recibió órdenes de trasladarse hacia el Frente Occidental, donde prestaría servicios en Francia y Bélgica.

Sin embargo, la división a la que pertenecía cayó en una emboscada franco-belga y solo sobrevivieron 600 hombres de 3500 soldados, entre ellos Hitler.

En unas de las batallas, Hitler recibió un impacto de bala en la pierna y en 1917, regresó para prestar servicios con el ejército alemán.

Con respecto a las condecoraciones, recibió la Cruz de Hierro de 2da y 1ra clase, reconocimiento extraño para un soldado de menor prestigio.

Para octubre de 1918, Hitler quedó atrapado en un ataque de gas venenoso ejecutado por los británicos, y fue trasladado milagrosamente con vida a Ypres.

Dicho ataque dejó con ceguera temporal a Hitler y a los pocos días, se recuperó, sin embargo, la noticia de la caída del Imperio Alemán y la firma del armisticio, dejó tocado a Adolf.

Con la derrota alemana en la ‘Gran Guerra’, Hitler empezó a culpar a los enemigos dentro de Alemania, como el caso de los socialdemócratas al firmar el armisticio.

Sumado a ello, se firmó el Tratado de Versalles donde se impuso serias sanciones a Alemania y se instauró la República de Weimar.

El Partido Nazi

Con la humillante derrota de Alemania, Hitler buscó chivos expiatorios que condujeron al desenlace alemán en la Gran Guerra.

Para ello, se traslada a Baviera donde quedaría una zona gobernada por los socialdemócratas que instauraron una república en Múnich.

Allí, comulgó con el ala radical USPD, la cual, expuso varios puntos entre ellos la oposición a los aliados del partido, el SPD.

Tiempo después, Hitler fue asignado como espía tras la derrota del gobierno soviético de Baviera a una reunión secreta con la finalidad de capturar a los detractores del USPD.

Por ello, se le asignó la tarea de erradicar los pensamientos de democracia, socialismo y el pacifismo, donde el chivo expiatorio fue el Judaísmo Internacional.

Hitler instó que los verdaderos culpables de la derrota alemana en la I Guerra Mundial fueran los judíos, los cuales sentaron las bases en las políticas comunistas y liberales.

Por su parte, las ideas extremistas de Hitler empezaron a surtir efecto el 12 de septiembre de 1919, cuando replica con el discurso de separatismo bávaro en la sede del Partido Obrero Alemán (DAP).

Tras el discurso polémico, Anton Drexler quedó cautivado con Hitler y le regaló un libro de ‘Mi Despertar Político’, siendo una de las obras que influenciaron más en el carácter político de Adolf.

Bajo la afiliación del DAP, Adolf Hitler empezaría a cobrar protagonismo y el año siguiente, cambia de nomenclatura el partido por Nacionalsocialista Obrero Alemán.

Carrera política dentro del nazismo

Para 1921, Hitler fue el orador principal dentro del Partido Nazi y sus discursos empezaron a captar una gran masa popular, dentro de los linderos de la ira, venganza y justicia.

Dentro de sus discursos, acusó a los judíos, precursores del comunismo, de los verdaderos culpables en el armisticio y el Tratado de Versalles.

Tiempo después, se funda las camisas pardas y Hitler fue encarcelado por protagonizar una terrible golpiza a un seguidor federalista.

Luego de tres meses, Hitler regresa a Múnich y lidera el Partido Nazi, pero los otros miembros decidieron fusionar a otros partidos políticos tras la ausencia de Adolf.

Sin embargo, la expresión de cargos dictatoriales de Hitler en el partido fueron desestimadas por Drexler, que a la postre, renunciaría y dejaría el camino libre al otrora líder.

Con el liderazgo a flore, Hitler estableció el ‘Principio del Liderazgo’ y tomó poderes dictatoriales dentro del Partido Nazi.

Para ello, ingresó a la alta esfera de la sociedad alemana con la ayuda de Rudolf Hess, Hermann Göring, Ernst Hanfstaengl, Alfred Rosenberg y Dietrich Eckart.

La carrera política del nazismo era meteórico, pero no suficiente para hacer parte del gobierno en otras latitudes de Alemania.

Pese a ello, intentó realizar la Marcha de Roma de Benito Mussolini, pero en Berlín con la intención de doblegar al gobierno central.

Putsch de Múnich

Para enero de 1923, los franceses ocupan la región del Ruhr, debido a las deudas de Alemania que se contemplaron en el Tratado de Versalles.

Ante el creciente descontento alemán, el gobierno decide implementar el estado de emergencia para sofocar los alzamientos nacionalistas y comunistas.

Con todo en contra, Hitler decidió inviable la realización de la Marcha hacia Berlín y necesitaba golpear con efecto en Baviera.

Sin embargo, el gobierno de Baviera y la Cancillería entraron en conflicto al establecerse un gobernador impuesto por la política centralista de Berlín.

El plan de Hitler iba a empezar con el secuestro de Gustav von Kahr, posteriormente convencer al ejército para trasladarse a Berlín.

Tras ello, se realiza el golpe de estado en Múnich, bajo la influencia de Hitler en uno de los veteranos militares, el general Erich Ludendorff.

Sin embargo, la genialidad de Kahr asestó un duro golpe a las aspiraciones de Hitler, sumado al rodeo del ejército alemán contra los golpistas liderados por Ernst Röhm.

Posteriormente, el ejército y la policía alemana dispersaron a los golpistas, mientras que Hitler salió prácticamente ileso de la revuelta.

En total, murieron 4 policías y 14 golpistas, siendo un duro golpe a las aspiraciones políticas de Hitler y su Partido Nazi.

La captura de Hitler se dio el 11 de noviembre y se acusó de ‘alta traición’ por promover el levantamiento en Múnich.

Para 1924, se realizó un juicio donde se dictó sentencia a 5 años de prisión en la fortaleza de Landsberg, en detrimento de la cadena perpetua que establecía la constitución alemana.

Prisión de Hitler y el Mein Kampf

Durante su condena en la prisión de Landsberg, Hitler escribió la obra prolífica de su pensamiento ideológico, que llevó por nombre ‘Mein Kampf’.

Dicha obra fue dedicada a su amigo y precursor dentro del nazismo, Dietrich Eckart, fallecido en 1923.

Con respecto a su obra, Hitler expuso a través de 782 páginas, el procedimiento para entablar un estado alemán nacionalsocialista.

Entre las pautas, marca el pangermanismo, antisemitismo, anticomunismo y la recuperación de los territorios perdidos por el Tratado de Versalles.

A su vez, tuvo la visión de conquista del este, que en ese momento era gobierno comandado por los bolcheviques, que según Hitler eran judíos.

Tras la publicación del Mein Kampf en 1925 y 1926, coincidiendo meses antes de la salida de Hitler de Landsberg, las ideas se expusieron y crearon un impacto nacional.

De vuelta al ruedo político

Hitler sale de prisión el 20 de diciembre de 1924, cumpliendo solo dos años y medio de condena y con la sorpresa de una influencia deplorable del nazismo.

Sumado a ello, Hitler quedo inhabilitado políticamente, incluyendo el Partido Nazi, en su ausencia, Gregor Strasser y Erich Ludendorff, lideró la tolda política.

Otra de las sorpresas, fue el auge económico de Alemania junto la expulsión de Francia en Renania, panorámicas que Hitler no había considerado.

Por si fuera poco, el renombramiento del Partido Nazi no caló en el sentimiento de los votantes, lo que conllevó a la derrota de las elecciones parlamentarias.

Para 1929, el Partido Nazi estaba a pique y los demás miembros consideraron a Hitler un loco sin fundamento y sin reconocer la constante derrota.

Sin embargo, Hitler siguió con sus discursos y retórica, asegurando que los buenos tiempos en la República de Weimar no durarían.

El primer paso, fue la legalización del Partido Nazi, bajo la autorización del primer ministro bávaro, Heinrich Held junto al periódico del nazismo.

A su vez, la estrategia de Hitler surtió efecto y cumplió parcialmente con las condiciones establecidas en Baviera.

El plan de Hitler era utilizar el medio democrático (las votaciones) para instaurar la dictadura de a poco y llegar al poder absoluto.

Los discursos frenéticos de Hitler

Las proclamas de Hitler pasaron de tono y tildó al estado de enemigo principal, junto con los judíos y los marxistas.

Por tal acción, se le prohibió hablar en público en 24 meses y se descubrió tiempo después, la nacionalidad austriaca de Hitler.

Ante tal hecho, Adolf Hitler renuncia a la nacionalidad austriaca y el gobierno bávaro negó otorgar la naturalidad alemana.

Durante ese tiempo, Hitler cambió de estrategia y se dedicó a la propaganda nazi, además, de los movimientos sectarios como los Juventudes Hitlerianas y la Liga de Muchachas Alemanas.

A su vez, se estableció la SS, donde Hitler fue el líder supremo del nazismo, por encimas de otros jerarcas nazis.

Por otra parte, Hitler y Gregor Strasser unieron fuerzas para lograr convencer a la zona norte de Alemania e ingresar al poder político.

En esa zona, ingresó a las filas del nazismo, Otto Strasser y Joseph Goebbels, este último siendo pilar tiempo después dentro del Partido Nazi.

Con el ascenso del Partido Nazi en la popularidad, se venía lo impensable y Hitler estaría cerca del poder.

Ascenso del nazismo al poder

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La Gran Depresión proporcionó el efecto dominó en las aspiraciones de Hitler, necesitaban una crisis para llegar el ‘mesías’ y el plan iba a surtir consecuencias.

Tras cumplir los dos años de castigo, Hitler volvió a los discursos alimentando el sentimiento y orgullo nacional en tiempos de crisis.

Una de las tantas promesas de Hitler, eran la reestructuración económica de Alemania y la reivindicación del país en el plano internacional.

Para 1930, el presidente Paul von Hindenburg nombra como canciller a Heinrich Brüning, pero la figura de este último quedó relegado a un segundo plano.

Brüning llama a elecciones parlamentarias en ese mismo año y el Partido Nazi escaló hasta convertirse en la segunda fuerza política en Alemania.

Con el auge político, el siguiente paso de Hitler fue conquistar a los militares con la finalidad de vengar la Revolución de Noviembre.

En 1931, Hitler tendría influencia militar, política y faltaba la de los empresarios locales y se dio con la inclusión de Walther Funk.

A su vez, las vísperas de las elecciones presidenciales de 1932 estaban al tope y con la salud deteriorada de Hindenburg.

Con la victoria de Hindenburg sobre Hitler en las presidenciales, la figura de Adolf quedó de nuevo en un segundo plano y la estrategia iba a cambiar.

Al año siguiente, Hitler bajo una treta llega al puesto de canciller, cargo impuesto por el propio Hindenburg, pero el monstruo no iba ser sometido.

Dictadura y Tercer Reich

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Hitler y Mussolini en 1940.

La primera acción de Hitler en el poder, fue la provocación directa del Reichstag, un camino que encumbró de a poco al hambriento líder.

Esta acción se desarrolló en las vísperas de las elecciones parlamentarias de 1933 y con el incendio, Hitler amenazó a los golpistas e influenció a Hindenburg.

Tales acciones que aceleraron la dictadura de Hitler fue el llamado ‘Decreto del Incendio del Reichstag’, propuesto por Adolf y con firma de Hindenburg.

Entre las acciones estaban la negación de los derechos ciudadanos de la libertad de presa, propiedad privada, reunión, expresión y monitorización de las conversaciones telefónicas.

Posteriormente, la persecución nazi empezó y la cacería de brujas se incrementó, donde los partidos políticos opositores quedaron inhabilitados.

Por si fuera poco, Hitler aprobó la Ley Habilitante donde el Parlamento quedaba sin efecto y solo se interponía la figura de Hindenburg como ente supremo.

A su vez, se instaura el Tercer Reich con la muerte de Hindenburg el 2 de agosto de 1934, acelerando la dictadura de Hitler, siendo el ‘Führer’ de Alemania.

Las acciones se incrementaron con totalidad y siguieron las purgas de la ‘Noche de los cuchillos largos’, además, de la persecución con gente del Partido Nazi.

Con respecto a las políticas del Tercer Reich, Alemania incrementó la economía, debido a los beneficios de los ciudadanos y la violación de los derechos en los judíos.

En los años siguientes, Hitler entabló relaciones con Mussolini, dictador en Italia y con creencias comunes.

A su vez, se firma el Pacto Tripartito entre Italia, Japón y Alemania Nazi, creando tiempo después, las Potencias del Eje en el advenimiento de la II Guerra Mundial.

Hitler en la II Guerra Mundial

Con la anexión de Austria en 1938, Hitler quiso reclamar los territorios alemanes perdidos por el Tratado de Versalles.

Por lo tanto, se estableció los Acuerdos de Múnich en ese mismo año, donde Gran Bretaña y Francia aplicaron la política de apaciguamiento.

De este modo, Hitler tendría los territorios del acuerdo y se limitarían hasta Checoslovaquia, pero la estrategia era ocupar el occidente.

La invasión a Polonia fue la gota que derramó el vaso y las posteriores conquistas de Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Dinamarca y Francia, avisaban de un peligroso enemigo.

Con la llegada del primer ministro británico, Winston Churchill y la negación de un acuerdo de paz, Hitler decidió atacar por aire a las islas británicas.

Sin embargo, un ataque a una zona urbana de Londres, derivó en la respuesta de Gran Bretaña que propició un débil ataque a Berlín.

Tras eso, la Batalla de Inglaterra saldó con una derrota alemana y Hitler decidió cambiar el rumbo hacia el este con la intención de atacar la Unión Soviética de Stalin.

No obstante, la declaración de guerra a los Estados Unidos, un aliado que decidiría en varios puntos el conflicto en favor de los Aliados.

Con la puesta en marcha de la Operación Barbaroja, Hitler atacó a un enemigo que con fortaleza y valor, le propinó una importante derrota que cambiaría el curso de la guerra.

Atentando contra Hitler

Con una derrota inminente en los años siguientes, Hitler cada día era paranoico, inclusive con sus más fervientes seguidores.

De hecho, el descontento en el seno del Partido Nazi era evidente, incluyendo un plan de magnicidio.

Dicho plan se llevó a cabo por Claus von Stauffenberg, que colocó una bomba en la propia guarida de Hitler, que por poco saldó con la vida del Führer.

Tras la identificación y ejecución de Stauffenberg, siguió una ola de represión dentro del nazismo, donde ejecutaron a grandes aliados de Hitler como Fromm, Rommel y Canaris.

Con respecto a las secuelas del atentando, Hitler incremento su locura, llegando a padecer de la enfermedad de Parkinson en sus fases iniciales.

Derrota de Alemania y Muerte de Hitler

Hitler se trasladó a Berlín el 15 de enero de 1945 y las tropas alemanes habían sufrido grandes derrotas en el este y occidente.

Sumado a ello, los aliados recuperaron a los países ocupados por los nazis y la derrota que aceleró el último bastión fue la Ofensiva de las Ardenas.

Mientras tanto, Unión Soviética planeó la toma de Berlín, al recuperar a Hungría, Checoslovaquia y Polonia.

Con la derrota inminente, Hitler decidió resguardarse en un bunker, legó el testamento político y sus obras a familiares y amigos íntimos.

Por su parte, el 29 de abril de 1945, Hitler se casa con su antigua amante, Eva Braun dentro del bunker de la cancillería.

Ese mismo día, llegaron noticias de Italia sobre la muerte de Mussolini por partisanos y decidió acelerar el suicidio en conjunto con su reciente esposa.

Para el mediodía del 30 de abril, Hitler comunicó a Bormann su deseo de suicidarse y además de darle estrictas órdenes para ocultar su cuerpo y el de su esposa.

Tras el almuerzo, Hitler se retiró con su esposa no sin antes dedicar su último discurso, poco después, la pareja ingresaron  la oficina del canciller.

La pareja tomaron ácido prúsico y Hitler posteriormente, se disparó la cabeza con una pistola Walther PPK de 7.65 mm.

Seguidamente, la muerte de la pareja fue confirmada y sus cuerpos fueron incinerados hasta quedar irreconocibles y luego los enterraron.

Alemania después de Adolf Hitler

La muerte de Hitler fue dudosa hasta cierto punto, incluyendo las posibles inconsistencias de las versiones de los soviéticos y estadounidenses.

Con la toma de la cancillería el 2 de mayo, el ejército rojo implementó una búsqueda incesante para hallar el cuerpo de Hitler.

Tras una serie de especulaciones, el gobierno soviético se reunión con el general Dwight. D Eisenhower y certificaron los restos de Hitler.

Aunque, con el pasar del tiempo, las especulaciones surgieron y las posibles teorías del paradero de Hitler crecieron.

Para la década de los 70, los restos se exhumaron y se confirmó un trozo del hueso parietal como perteneciente al fallecido líder nazi.

Tras la derrota alemana en la II Guerra Mundial, Alemania se dividió en cuatro sectores, de influencia estadounidense, soviética, británica y francesa.

Sin embargo, quedó reducida en dos, bajo la influencia capitalista de Estados Unidos como Alemania Federal y el lado democrático de corte soviético.

Samuel García

CEO de Dossier Interactivo

Esposo de una excelente mujer (Marines) y padre de tres y redactor SEO de Dossier Interactivo.

Médico de profesión y amantes de los cómics, videojuegos, libros y del fútbol.

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