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Historia

La Fiebre del Oro: Cuando se cumplió el sueño americano 💰

El siglo XIX estuvo marcado por diversos avances y descubrimientos que fueron el punto de partida en los años posteriores. De allí, surgió, desde mediados de ese siglo, la denominada “fiebre del oro” en el territorio americano.

Dicho impacto, tuvo una repercusión social y económica, siendo uno de los mayores movimientos migratorios que jamás se había suscitado hasta la llegada de este fenómeno socioeconómico.

Por ende, explicaremos, a través de estas líneas, el impacto que originó la “Fiebre del Oro” y sus consecuencias en el devenir de la historia.

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Antecedentes

El metal que tiene el privilegio de llevar el título, se descubrió, según registros arqueológicos, aproximadamente, en el año 4000 a. C, en la Necrópolis de Varna, en los Balcanes.

Sin embargo, el primer trabajo realizado, data del año 3000 a. C, cuando en la misma Necrópolis de Varna, ubicada en lo que es, hoy en día, Bulgaria, se descubrieron ornamentos y piezas valiosas de joyería.

Por otro lado, en el Antiguo Egipto, existen pruebas de que la orfebrería y la joyería, se originó a partir del año 3.600 a. C, siendo los sarcófagos de los faraones, la primera exposición de este metal precioso.

Con el transcurrir del tiempo, distintas civilizaciones han utilizado el oro, para distintas funciones, en especial, decoración, accesorios de utensilios y prendas de vestir

Los imperios más relevantes como el griego y romano, expandieron sus conocimientos del oro, que sería de vital relevancia, tiempos después, acercándose a nuestra era.

Para el año 1300 d. C, se estableció el primer grabado en oro, como método de certificación y calidad de otros metales preciosos como el cobre, plata, hierro, amatista, entre otros.

Ahora bien, las primeras monedas de oro surgieron años antes de nuestras civilización, siendo los lidios los precursores de este método de pago y tributo.

El oro como método de pago

Los lidios idearon esta herramienta que se expandió como método de pago y de tributo, en honor a los reyes o nobles.

De esta forma, las crónicas del historiador griego Heródoto, manifiestan que la popularidad de este recurso, rápidamente, se expandió hacia otros lugares del mundo antiguo.

Con la posteridad, las monedas de oro se fueron empleando con menor recurrencia, siendo sustituidas, por otros materiales como cobre o plata.

Aunque, el oro se siguió empleando esporádicamente para la elaboración de monedas (ocasiones especiales), se siguió utilizando en la confección de medallas y condecoraciones.

Primer descubrimiento de yacimientos de oro en Estados Unidos

En los Estados Unidos, surgió la fama de este metal precioso en la primera mitad del siglo XIX.

No obstante, la historia determina que el oro se expandió hacia el continente americano, con la llegada de los primeros pobladores europeos, como pago de tributo y condecoraciones dentro de las colonias americanas.

Ahora bien, el primer descubrimiento de grandes cantidades de oro, se dio gracias a la exploración casi accidental de John Hubert Marshall en 1848.

Marshall halló restos de oro en un aserradero que construía para un pionero, en las adyacencias del poblado de Sacramento, en California.

Inmediatamente, Marshall le avisó a John Sutter, su empleador, y este al ver, que era oro, decidió mantener en secreto el descubrimiento para evitar su expansión.

Lo que no sabían los hombres, es que el rumor se expandió hacia otros poblados americanos, llegando hasta oídos de los medios de comunicación en aquella época.

En efecto, pobladores desempleados que se encontraban en Sacramento, y otros poblados de California, decidieron emprender viaje hacia un rumbo poco conocido.

La fiebre del oro: El sueño americano

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En cuestión de días, la fama del oro se extendió como pólvora, llegando los rumores hacia otros poblados más alejados del estado de California.

Se mencionan que, aproximadamente, unos 300.000 hombres llegados de diversas partes de la Unión Americana para buscar oro y venderlo al mejor postor.

Los primeros descubrimientos eran que el oro se hallaba en los ríos, riachuelos y adyacencias, pero con las sospechas de grandes cantidades en el subsuelo, decidieron emplear nuevos métodos un tanto sofisticados.

Por otro lado, en 1848, mismo año que se expandió la noticia, el diario estadounidense New York Herald, emitió una misiva dando difusión a este fantástico fenómeno social.

La expansión de los rumores, hicieron que ciudades como San Francisco, Los Ángeles y Oakland, quedarán totalmente despobladas.

En la Bahía de San Francisco, barcos cargados de materiales y provisiones llegaban a diario para suplir las necesidades de los trabajadores.

No obstante, el poco trabajo que había dentro de las embarcaciones, se vio afectada por el incremento del interés hacia el oro en Sacramento.

Para 1849, cerca de 90.000 llegaron a California, procedentes de otros estados americanos, inclusive, países de Latinoamérica y de Europa.

Ciudades desérticas y asentamientos foráneos

Las ciudades cercanas a Sacramento, quedaron solo con mujeres y niños, la mayoría de la población masculina se encontraba en busca del oro.

De hecho, algunos asentamientos se formaron en Sacramento, como especies de tiendas de campañas o pequeñas colonias.

Por si fuera poco, en el plano jurídico, California seguía perteneciendo a México, y no se incluía como parte de la Unión Americana.

De esta manera, el gobierno mexicano exigió recaudación de impuestos por la extracción del oro en su territorio (de aquel entonces).

La poca organización administrativa y los intereses de Estados Unidos y México, le daba mayor relevancia al dinero recabado por las exportaciones de oro.

Sin embargo, los trabajadores conocidos como “Forty-Niners” decidieron elaborar sus propias reglas, en vista de la desorganización jurídica y administrativa que imperaba en California.

Propias reglas, cero impuestos

Para evitar la paga de tributos o impuestos tanto al gobierno mexicano como el estadounidense, que se encontraban en plena disputa del territorio californiano, los forty-niners decidieron crear su propio código.

Los también llamados “gambusinos”, establecieron que el oro no tenía un dueño, ni se debería pagar impuestos, era libre de poder tomarlo.

Asimismo, evitaban imposición de gobiernos centrales de cualquier bando, y se constituían como árbitros en cuestiones legales.

Mecanismo de trabajo

Al inicio, se realizaron muestras de cribado, ya que, el oro, inicialmente, se encontraba en las riberas de los ríos y lechos de los riachuelos.

No obstante, escaseó el metal precioso y se emplearon diversas técnicas para conseguir oro.

Una de las técnicas fueron las excavaciones del subsuelo, similar a las investigaciones arqueológicas demostradas años después por Marshall.

Para 1853, se establecieron nuevos métodos de exploración como la minería hidráulica, mediante la corriente de agua a presión con el subsuelo.

De allí, el otro extremo del canal, permitía recabar el sedimento y posteriormente, verificar si era tierra o el oro.

Por otra parte, algunos trabajadores se dedicaron a la minería terrestre, aprovechando las técnicas de excavación y recolección del material en bruto.

Con respecto, a la recolección del oro en la minería convencional, se emplearon otros métodos como la separación de la materia prima en otros compuestos derivados.

Cese del oro

Las grandes compañías encontraron la manera de hacerse millonarios a costa de los mineros.

De tal forma, la explotación de las minas de oro se popularizó, extendiéndose hasta 1870 en algunas zonas de Estados Unidos, México y Latinoamérica.

Sin embargo, lo triste del asunto, fue que la gran mayoría de los mineros, permanecieron pobres y su sueño no correspondió a la realidad.

En África, la Fiebre del Oro provocó grandes problemas en disputas entre la corona británica y los nativos, desencadenando la Guerra de los Boéres.

A medida que el oro escaseaba, los asentamientos fantasmas se trasladaron a las zonas de explotación.

En contraposición, las ciudades volvieron a ser pobladas y la minería pasó a un segundo plano, viendo los efectos de la fiebre del oro en un mediano a largo plazo.

Por su parte, las compañías metaleras siguieron empleando mano de obra barata en busca del oro y expandiendo el monopolio en este rubro.

Una de las razones por la que los mineros dejaron de explotar el oro, se debieron más a cuestiones económicas que el mismo interés.

De esta forma, la fiebre del oro trajo diversas consecuencias para el país, pero el bolsillo de los mineros, siguió igual o peor antes de la expansión migratoria.

Finalmente, Estados Unidos vio una manera de capitalizar las exportaciones del oro, observando una vía alterna real hacia una economía sostenible con el tiempo.

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Samuel García

CEO de Dossier Interactivo

Esposo de una excelente mujer (Marines) y padre de tres y redactor SEO de Dossier Interactivo.

Médico de profesión y amantes de los cómics, videojuegos, libros y del fútbol.

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