La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón o simplemente, denominados ‘Caballeros Templarios’, fueron una organización militar de carácter religioso que dominó en la Edad Media.
Dicha organización militar y religiosa, mantuvieron su actividad durante dos siglos hasta su disolución definitiva el 22 de marzo de 1312.
Para abordar más sobre los Caballeros Templarios, nos remontaremos a la Edad Media y con las siguientes líneas que aparecen a continuación, profundizaremos acerca de esta organización militar.
Ver más: Biografía de Juana de Arco
Te puede interesar: 10 Curiosidades de Israel
Te recomendamos: Los Hábitos Higiénicos en la Época Medieval
¿Quiénes fueron los Caballeros Templarios?
Antecedentes
La religión católica estaba perdiendo terrenos con las invasiones musulmanas y vikingas, provocando una expansión sobre estos grupos étnicos y religiosos.
Por lo tanto, la Iglesia católica al ver que los demás dominios se expandieron y crecieron desde cualquier punto de vista, no se iba a quedar atrás e idearon un plan militar.
Para ello, manifestaron a la población el ideal combativo, la cual, lo expresó el papa Juan VIII a finales del siglo IX.
Del mismo modo, los lugares santos se trasladaron hacia otros sitios, como por ejemplo, Santiago de Compostela fue sustituida y Jerusalén ocupó ese sitio.
Con la llegada del nuevo pontífice, Urbano II, siguió los lineamientos de su predecesor, sumado a la caída de Jerusalén en manos otomanas.
De esta manera, Urbano II propuso la creación de una guardia militar que defendiera los interés de la Iglesia católica, dicha propuesta se dio en el Concilio de Clermont.
A partir de allí, se convocó la Primera Cruzada, bajo el lema de ¡Dios lo quiere! (Deus vult!), donde la expedición logró la conquista de Jerusalén en 1099, además, de los condados de Edesa y Tripoli.
Con el nuevo reino de Jerusalén en manos de los católicos, Balduino I toma su posesión y autorizó el resguardo de los Santos Lugares.
A partir de allí, entraría en escena Hugo de Payens, un primo del conde de Champagne y pariente lejano del rey Balduino I.
Hugo de Payens tuvo una misión encomendada y fue resguardar el recinto del Templo de Salomón, de allí, lo adaptaron como parte del cuartel general.
Fundación y primeros tiempos
La fundación de los Caballeros Templarios se dictó a través de la Orden del Templo, en el año de 1118.
No obstante, en el Concilio de Troyes de 1129, se redactó la regla de la Orden de los Pobre Caballeros de Cristo.
Dicho concilio estuvo a cargo de los obispos de Chartres, París, Sens, Reims, Orleans, Soissons, Auxerre y Troyes, además, de otros condes laicos.
Payens también expuso los requerimientos de la naciente orden, que iban desde los aspectos de la vida cotidiana hasta la causa militar.
Por otro lado, la regla que se basaban los Caballeros Templarios es la Regla Cisterciense de San Benito, cuya profesión era de prestigio para San Bernardo.
Con la aprobación de Esteban de la Ferté, patriarca de Jerusalén, se procedió al reclutamiento que estuvo encabezado por de Payens y ochos miembros fundadores.
Durante su primera misión de reclutamiento, se unieron a las filas de la orden, al menos trescientos hombres.
Por otra parte, la difusión de los Caballeros Templarios se dio a conocer por toda Europa y bajo el auspicio de San Bernardo.
Posteriormente, se crearon las bulas de 1139, 1144 y 1145, donde se confirmaron los privilegios de los Caballeros Templarios y su constitución.
Entre 1167 y 1187, se promulgaron los estatutos jerárquicos para los miembros de la orden, además, de la indumentaria militar, vida cotidiana y los deberes religiosos.
Con el paso del tiempo
Con las reglas promulgadas, el reclutamiento se expandió y los caballeros rápidamente llegaron a Francia, Portugal, Alemania, España y Reino Unido.
Seguidamente, estarían activos a partir de la Segunda Cruzada, en ese momento, bajo la protección de los intereses del monarca francés, Luis VII.
Posteriormente, los Caballeros Templarios sufrirían una derrota contra Saladino, sultán de Egipto, hasta escenificarse la batalla de los Cuernos de Hattin.
En dicho conflicto, los templarios cayeron estrepitosamente ante las tropas de Saladino y muchos de sus notables caballeros fueron puestos prisioneros.
No obstante, en la Tercera Cruzada, Ricardo ‘Corazón de León’ I de Inglaterra llega a un acuerdo con Saladino, para que Jerusalén se convierta en ciudad libre para el peregrinaje.
Para 1244, los templarios sufrirían otra derrota significativa, y conllevó a la toma de Jerusalén en manos de los egipcios.
Por tal motivo, los Caballeros Templarios trasladaron su cuartel general a San Juan de Acre.
Durante la Cuarta y la Sexta Cruzada, la participación de los templarios se limitó, a excepción, de la toma de Bizancio.
Cuatro años después, Luis IX de Francia, lidera la Séptima Cruzada, donde la misión se traslada con la Invasión de Egipto.
No obstante, los cruzados sufrirían un nuevo revés, trayendo como consecuencia, la captura de Luis IX.
El camino hacia el final de los Caballeros Templarios
En 1291, se produce la caída de Acre, el cuartel general de los templarios, se trasladó a Chipre, pero las cosas no iban a mejorar, sino por el contrario.
Los soberanos en Chipre entraron en una crisis política y los templarios participaron en la revuelta, provocando la caída de Enrique II y la llegada de Amalarico.
Con Amalarico, los templarios se asentaron en Chipre por la posteridad, estableciendo sus bases de operaciones en la isla helena.
Lejos de Tierra Santa, los templarios vieron reducido su influencia, en especial en 1302, cuando pierden la isla de Arwad.
Con el paso del tiempo, la influencia de los Caballeros Templarios se fue perdiendo a tal punto, que sus aliados idearon otra cruzada, pero no fue necesaria.
El último gran maestre, Jacques de Molay, no quiso aceptar una fusión con otras órdenes militares, y menos, viniendo de un rey extranjero.
Por si fuera poco, Felipe IV de Francia y Clemente V, se aliaron o más bien, el rey francés presionó para que procesaran a los templarios.
Sin embargo, Clemente V estaba estrechamente endeudado con los templarios, pero sus aliados orquestaron complots contra los templarios.
Seguidamente, Felipe IV envió cartas para que evitaran las comisiones y encargos a los templarios, no solo en Francia, sino, en todos los demás países aliados.
De esta manera, el papa Clemente V ordenó la captura de todos los miembros de los templarios, sean culpables o no.
Por otro lado, la comisión papal se encargó de instaurar una bula de Vox clamantis, donde se instauró la disolución de los templarios, a pesar de la sentencia arbitraria.
Fin de los Caballeros Templarios
Con la disolución definitiva del 22 de marzo de 1312, algunos de los sobrevivientes de los templarios, se apostaron, entre ellos, Molay y Godofredo de Charnay.
Sus destinos se sellaron en la hoguera, donde se les dictó condena por herejía, el 18 de marzo de 1314.
Tras la disolución y la ejecución de una gran parte de los Caballeros Templarios, las posesiones y pertenencias se distribuyeron entre las demás organizaciones militares.
Por otro lado, la disolución se realizaron paulatinamente como en Aragón, Castilla, Tarragona, Calatrava, Alcantara y en otras regiones de Europa.
Posteridad
En los siglos venideros, se trató de investigar más de cerca sobre el complot contra los Caballeros Templarios.
De hecho, los documentos se encuentran en la Biblioteca del Vaticano, lugar que es imposible de visitar, si no es estrictamente autorizado por el Papa.
Por otro parte, el Pergamino de Chinon, demuestra que las acusaciones fueron falsas e injuria de Felipe IV, simplemente para no pagar la deuda con los templarios.
De igual manera, surgen divergencias en relación con el papa Clemente V, quien según registros no estuvo del todo convencido sobre la culpabilidad de los templarios.
A su vez, algunos miembros antiguos vivieron en la clandestinidad, y de hecho, supuestamente, la orden nunca dejó de existir, a pesar de la bula papal en 1312.
Finalmente, la Iglesia católica reconoció algunos grupos religiosos como Asociaciones Privadas de Fieles, según los estatutos de los tiempos modernos.
Entretanto los nueve miembros fundadores de los Caballeros Templarios fueron Hugo de Payens, Godofredo de Bisol, Payen de Montdidier, André de Montbard, Godofredo de Saint-Omer, Hugo Rigaud, Arcimbaldo de Saint-Armand, Gondemaro y Rolando.
El último gran maestre fue Jacques de Molay hasta su condena por herejía en 1314.
Si te gusta nuestro contenido, deseas apoyarnos, puedes ser parte de nuestra comunidad en Patreon: https://www.patreon.com/dossierinteractivo
Para donaciones en AirTM y PayPal: dossierinteractivo@gmail.com.