Las Panelas de San Joaquín son un atractivo para el paladar de los que recorren la carretera rumbo a la Autopista Regional del Centro en Venezuela. Los vendedores ambulantes hechizan con el vaivén de las mismas panelitas buscando atrapar la atención de más de un visitante o pueblerino. Ahora bien, este delicioso manjar local tiene una historia que contar, la cual, se expondrá en el siguiente post.
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Historia y origen de las panelas de San Joaquín
El origen de las panelitas de San Joaquín data a finales del siglo XVIII, cuando una familia de origen vasco inventó esta receta o al menos, una variante de un bizcocho traído de Bilbao.
La señora Silvina Egusquiza de Nieto fue la encargada de patentar este bizcocho bilbaíno al poblado de San Joaquín en 1795, según algunos relatos de generaciones de los pobladores.
En ese mismo orden de ideas, la señora Silvina elaboraba en su casa con una mezcla de manteca de vaca o cerdo, harina de trigo, almidón de yuca, papelón de grano, levadura y la yema del huevo.
Con esa mezcla de ingredientes, procedía a realizar doble cocción del bizcocho, dando un toque suave y doradito.
Posteriormente, doña Silvina se uniría con su comadre, la señora Juana Elizalde de Uriarte, que se encargaba de empaquetas las deliciosas panelitas.
Con el paso del tiempo y con la muerte de Silvina, doña Juana abrió una panadería, donde con alianza de los familiares de su antigua amiga y socia, decidieron expandir el negocio de las panelitas de San Joaquín.
Un sabor que va de generación a generación
Con el éxito inmensurable de las panelitas, el negoció se expandió hacia algunas zonas aledañas de San Joaquín en el estado Carabobo, Venezuela.
Rápidamente, se hicieron algunas modificaciones como el popular empaquetado con bolsa plástica, eso ocurrió con la llegada de la Revolución Industrial en el país.
Para mediados de los años 50, el ritmo acelerado de la industrialización no pasó desapercibidos en estos manjares de San Joaquín.
Los vendedores decidieron incursionar como muestra de agradecimientos a los viajeros o transeúntes de la Autopista Regional del Centro, dar muestras de estos bizcochos suculentos.
De esta forma, los que se dirigían hacia el occidente, capital o el oriente del país, y pasaban por la Autopista Regional del Centro, se veían tentados de llevarse unas cuantas de estas panelitas.
El acompañante ideal de desayunos y meriendas
Para los que degustan de este manjar, saben que da lo mismo si lo acompañas de un refresco (bebida gaseosa), café con leche o un chocolate caliente.
De igual forma, es el idóneo para los desayunos en todas las edades, además, de un complemento perfecto en las meriendas de familiares y visitas.
Sin dudas, el sabor que cautiva a este bizcocho sigue perdurando en las generaciones, siendo del reconocimiento gastronómico carabobeño.
Actualidad
Las panelas de San Joaquín han sido reconocidas por su idiosincrasia y apego cultural en la entidad carabobeña.
De hecho, en el año 2004, mediante el decreto #2331 de la Gobernación de Carabobo, se le reconoció a las panelas de San Joaquín como tradición histórica y cultural.
Ahora bien, más abajo presentamos la receta que ha cautivado a miles de pobladores y visitantes, quienes han degustado de este popular bizcocho a más no poder.
Recetas de las panelas de San Joaquín
Para la elaboración de las panelitas de San Joaquín, se necesitará de los siguientes ingredientes:
- Una docena de huevos
- 1 taza de papelón rallado o en polvo
- 4 anís dulces triturados
- 2 tazas de maicena
- 1 taza de harina de trigo
- 1 taza de azúcar, aunque, preferentemente, morena.
En primer lugar, debes precalentar el horno a una temperatura de 350 grados centígrados, aproximadamente.
Ve separando las claras de las yemas de los huevos, bate lo blanco hasta que quede una mezcla homogénea.
Seguidamente, agrega las yemas o lo amarillo sin batir hasta que luego, mezcles por espacio de cinco minutos.
Luego procedes a añadir los demás ingredientes (a excepción de la harina y la maicena), revuelve hasta que la mezcla se disuelva.
Posterior a ello, incorpora la harina y la maicena hasta que la mezcla sea homogénea, luego lo incorporas a una bandeja para hacer galletas o con molde.
Seguidamente, colocas el horno a 200 grados centígrados y procedes a añadir la mezcla en la bandeja para hornear, al menos por 15 minutos.
Pasado el tiempo, colocas en una bandeja con azúcar y un paño o trapito humedecido y retiras con cuidado el bizcocho.
Lo rebanas en pequeñas cantidades y lo vuelves a pasar por el horno a una temperatura de 250 grados centígrados por unos 30 minutos o hasta que se doren.
Finalmente, lo retiras y reposas por otros 30 minutos, y listo para degustar con tus familiares y amigos.
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