Para nadie es un secreto el odio que sentía Adolf Hitler hacia la comunidad judía. Y en diversas ocasiones manifestó su rechazo hacia los judíos, bien sea en locuciones, escritos y reuniones con su alto mando. Sin embargo, el único judío que Hitler no menospreció si existió y acá, te contaremos sobre las razones de porque el führer tuvo ciertas concesiones con tal individuo.
Ver más adelante: ¿Por qué los Nazis odiaban a los judíos?
¿Por qué Hitler odiaba a los judíos?
Esa es una pregunta que muchos historiadores y personas que han escuchado hablar sobre este personaje se realizan en diversas ocasiones.
Desde la supuesta responsabilidad que tuvieron los judíos con la derrota alemana en la I Guerra Mundial hasta ser parte del comunismo europeo. Son algunas razones que la gente menciona sobre este rechazo.
Con la llegada al poder del Nazismo en 1933, Hitler no dudó en expresar su rechazo hacia esta comunidad étnica-cultural, en diversos momentos de su vida.
Hitler consideraba que los judíos eran los máximos responsables de la derrota de Alemania en la I Guerra Mundial, además, de que abarcaban los puestos claves dentro del gobierno alemán en la República de Weimar.
Sin embargo, hay otras razones, y es que, su madre, Klara, supuestamente, murió por una negligencia de un médico judío, pero la historia era otra.
Indistintamente de las razones del menosprecio de Hitler hacia los judíos, la historia evidenció la calamidad que vivió la comunidad judía en Europa durante el III Reich.
La identidad del judío apreciado por Hitler
A pesar de las atrocidades cometidas por la dictadura de Hitler en contra de los judíos, hubo uno al que el führer le tenía respeto y consideración.
La identidad de esa persona es Eduard Bloch, quien era un judío nacido en 1872 en la ciudad de Fraunberg, actualmente un poblado checo llamado Hluboka nad Vitanou.
Desde joven se interesó por la medicina y se graduaría en la Universidad Carolina de Praga, trasladándose a Linz, Austria, donde ejercería su profesión.
En Austria, conocería a la familia Hitler, y su primer paciente fue un joven Adolf de 18 años, que le consultó por una afección respiratoria menor.
Como la familia Hitler era de escasos recursos, Bloch procedió a no cobrarles, siendo el médico de cabecera.
Para 1907, la señora Klara Hitler es diagnosticada de cáncer de mama, y necesitaba tratamientos médicos para su enfermedad.
Pese a no contar con suficientes recursos económicos, Bloch les tendió una mano, aplicando los tratamientos a Klara, sin cobrar por sus honorarios.
Cuando Klara muere, el joven Hitler queda totalmente agradecido con el doctor Bloch por cuidar de su madre, a pesar de la terrible enfermedad de su progenitora.
Bloch mantuvo contacto con Hitler tiempo después
Tras la terrible pérdida de su madre, Hitler intentó probar suerte con la pintura, hasta decantarse por la milicia durante la I Guerra Mundial.
Mientras tanto, Bloch siguió ejerciendo la medicina en Linz años después.
Para 1908, Hitler le envía una postal en agradecimiento a Bloch, además, de una pintura hecha dedicada al médico.
Años después, Alemania pasaba por transformaciones, y ese joven que atendió Bloch, se convirtió en el líder del III Reich.
Con la anexión de Alemania a Austria, los judíos se vieron minimizados en sus derechos, partiendo desde 1933 hasta la caída del nazismo.
Sin embargo, Hitler preguntaba por su antiguo médico y amigo de la familia, el doctor Bloch, y tuvo información de que se mantenía en Linz, Austria.
Para 1938, Bloch no podía ejercer la medicina, aunque, según versiones, era el único autorizado por Hitler en continuar con su profesión.
Con el estallido de la II Guerra Mundial, Bloch intentó mediar por su esposa e hija para poder emigrar hacia los Estados Unidos, y debía arriesgarse a escribir a su antiguo paciente.
Bloch imploró a Hitler para que pudiera salir del país y trasladarse a Estados Unidos, a la que la súplica llegó a oídos del führer.
Hitler, recordando el gesto del doctor hacia su madre, indicó órdenes a la Gestapo de dejar tranquilo a Bloch y sus familias. Además, de agilizar los trámites de emigración.
Partida hacia Estados Unidos y pérdida de contacto con Hitler
En 1940, Bloch en compañía de su esposa partieron de Linz pasando por los controles de la Gestapo, sin mayores inconvenientes.
De hecho, Hitler llegó a denominar a Bloch como “judío noble”, siendo, además, el único judío con un trato especial por el III Reich en Linz.
Durante ese año, los trámites se agilizaron por orden expresa de Hitler, y el médico con su esposa abandonaron Austria para trasladarse a Nueva York, Estados Unidos.
En Estados Unidos, le preguntaron su procedencia y según algunos historiadores, Bloch fue interrogado regularmente por autoridades británicas y estadounidenses para sacar información de Hitler.
Su estadía en Nueva York fue de 4 años y medio, y no supo más nada de Hitler, solo lo que publicaban en los medios estadounidenses.
Finalmente, Bloch fallecería en junio de 1945 a la edad de 73 años en Nueva York, tan solo unos meses después de la caída de Alemania Nazi y del suicidio de Hitler.
La teoría errónea del médico que acabó con Klara Hitler
Durante muchos años, se pensó que el rechazo de Hitler hacia los judíos se debio por el mismo Bloch.
Existió, por mucho tiempo, de una leyenda de que Hitler odiaba a los judíos y fue que acusó de un médico (aseguran que fue Bloch), de haber asesinado a su madre.
Dicha teoría se expandió con el tiempo, generando ciertas interpretaciones sobre el motivo del rechazo de Hitler hacia los judíos.
No obstante, los historiadores alemanes confirman que esta teoría es totalmente falsa, dando veracidad a la amistad de Hitler con el doctor Bloch. El único judío que realmente apreciaba.
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