Una de las grandes mujeres que ha parido la historia mundial y artífice de la Guerra de los Cien Años en Francia, Santa Juana de Arco, es sin lugar a dudas la heroína por antonomasia del país galo.
A lo largo de la historia, su vida y obra, además, de todo lo que significó en el tramo final de la Guerra de los Cien Años en Francia, ha sido de impulso para las generaciones postreras.
Juana de Arco es el significado de que el sexo débil no existe y que las mujeres a lo largo y ancho de la historia han sido protagonistas en diversos ámbitos.
En esta entrega, mostraremos una biografía de Juana de Arco, una mártir que nunca dejo de luchar pos sus ideales de libertad y lucha. ¡Acompáñanos!
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Nacimiento e Infancia de Juana de Arco
Juana de Arco nació en un seno de una familia pudiente en Domrémy, una villa ubicada en el ducado de Bar en Francia.
Sus padres fueron Jacques d’Arc e Isabelle Romée, las cuales, eran dueños de grandes extensiones de tierra y además, trabajaban en las plantaciones y comercializaban dichos productos.
Por otro lado, el señor Jacques, poseía un cargo de recaudador de impuestos en la pequeña villa, lo que significaba, que alternaba su trabajo como granjero y servidor público.
Pese a que en años posteriores, Juana fue rebelde a la causa leal a la corona francesa, la villa dónde residía permanecían leales a los monarcas galos.
Sin embargo, un hecho lamentable provocó que la villa de Domrémy fuese incendiadas por fuerzas borgoñas, lo cual, precipitó la salida de los progenitores de Juana hacia otro poblado más cercano.
A pesar de que sus padres eran de respetable reputación en Domrémy, no pudo asistir a las casas de enseñanzas, lo que suscitó en el analfabetismo de Juana.
La visión de Juana de Arco
En plena adolescencia, Juana empezó a presentar las primeras manifestaciones de lo que sería sus ‘visiones’ descritas en sus crónicas o cartas.
A la edad de 13 años, menciona que durante su estancia en el jardín de su padre, percibió la presencia de tres figuras angelicales: Miguel Arcángel, Santa Margarita y Catalina de Alejandría.
Dichos santos le ordenaron a Juana de Arco ser el instrumento para expulsar definitivamente a los invasores ingleses.
Por otro lado, el contacto con las tres figuras santificadas, le permitió establecer un objetivo y era la coronación del delfín de Reims como rey de Francia, a la postre Carlos VII.
Visión de la Batalla de Rouvray
Tres años después de experimentar el encuentro con los ‘ángeles’, Juana expresó a un familiar que la condujera hacia la guarnición militar de Vaucouleurs.
Allí se entrevistó con Robert de Baudricourt, encargado de la guarnición para llegar a la corte Real de Francia que se ubicaba en Chinon.
La respuesta de Baudricourt no fue la esperada y tal insistencia, ganó dos adeptos militares: Jean de Metz y Bertrand de Poulengy, hombres de la causa del militar.
Juana de Arco presentó diversas visiones, una de ellas fue la derrota de los franceses en la Batalla de Rouvray, aspecto que no pasó desapercibido entre las fuerzas galas.
Por tal motivo, Baudricourt le concedió finalmente un grupo de escoltas que condujeron a Juana de Arco a Chinon donde se encontraba la Corte Real francesa.
Sin embargo, Juana fue vestida como militar para pasar desapercibida, lo que originó ciertas acusaciones de travestismo por tal hecho.
Encuentro con Carlos VII
En 1429, Juana se entrevistó con Carlos VII en Chinon, en el encuentro, la campesina pidió permiso para entrar en las filas leales a la corona y participar en el sitio de Orleans.
Tal petición fue otorgada por Carlos y pidió que se le concediera armadura y toda la implementación que la joven campestre solicitó durante el encuentro.
Sospechas de Herejía
Luego del permiso otorgado por Carlos VII, Juana de Arco fue el símbolo de esperanza para un desgastado gobierno y las fuerzas galas sucumbían una tras otras contra los ingleses.
De hecho, por tales visiones, algunos partidarios de la corona francesa y del bando rival, tildaron a Juana de Arco como loca, bruja o hereje.
Por tal motivo, la creciente influencia de Juana en la corona francesa y en la oposición al régimen monarca ponía en tela de juicio la intromisión de la plebeya.
Ante tales acusaciones, Carlos ordenó investigar todo lo relacionado a Juana, los cuales, determinaron el carácter pulcro, sincero y libre de manchas de la joven.
Sin embargo, la prueba de fuego, fue la predicción de la victoria francesa en Orleans, la cual, fue determinante en la confianza de la corona con la joven plebeya.
Juana de Arco dentro de la Milicia
Tras ello, se dio la victoria final en el sitio de Orleans, seguidamente, la reputación y fiabilidad de Carlos VII hacia Juana fue incuestionable
La importante victoria en la Campaña de Loira, elevó el estatus y prestigio de Juana con un amuleto en el avance de los franceses ante las embestidas de los ingleses.
Por eso, los ingleses sospechaban en la influencia de la campesina dentro de las fuerzas locales y algunos creían en la superstición de que era la representación maligna.
Estas dos importantes victorias contra todo pronóstico ante los ingleses, permitió la popularidad de Juana dentro de las filas galas en pro de otras batallas a futuro.
Llegada a Reims
La coronación oficial de Carlos VII en Reims el 16 de julio de 1429, afianzó la visión de Juana en el camino hacia una guerra religiosa, en vez de militar o por motivos políticos.
El poderío y prestigio francés obligó a los reductos ingleses vecinos a firmar tregua con el fin de evitar pérdidas innumerables de soldados extranjeros.
Sin embargo, durante el asalto a París, Juana recibió una herida de ballesta y tuvo que retirarse a un lugar seguro, aspecto que significó la victoria inglesa de forma ajustada.
Tras este desliz, el ejército francés se desplegó por órdenes reales y consiguieron la toma de Saint-Pierre-le-Moûtier.
No obstante, la derrota en La-Charité-sur-Loire, fue un golpe bajo a las aspiraciones de expansión de las fuerzas realistas de obtener otras plazas relevantes.
Tregua con los Ingleses
Las intensas batallas que significaron en equilibrio de pérdidas para los ingleses y franceses. Ambas fuerzas llegaron a un acuerdo de paz o tregua.
Dicha acción fue auspiciada por George de la Trémoille, Gran Chambelán de Francia, esto conllevó a un error que más tarde pagarían los galos.
Juana de Arco es Capturada por los Borgoñes
En 1430, en pleno apogeo de la tregua firmada entre Inglaterra y Francia. Juana de Arco estuvo activa en otros asuntos.
Uno de ellos, fue la acusación y amenaza que propició Juana de Arco en contra de los husitas, debido a su ruptura con la Iglesia Católica.
Tal amenaza, recaló de mal forma ante los husitas, debido a que Juana de Arco insistió a los ingleses y franceses a luchar en Bohemia en contra de locales.
Por este motivo, la petición fue denegada y provocó serias disensiones entre ingleses y franceses, y seguidamente, Inglaterra se unió a los fuerzas borgoñas.
Durante el asedio al campamento del ejército borgoñés en Margny en el marco de la campaña de Compiègne, fue capturada por fuerzas enemigas y llevada ante los borgoñones.
Posteriormente, fue llevada a prisión en el Castillo de Beaurevoir. Allí, los ingleses y los borgoñones decidieron la custodia de Juana de Arco.
Los extranjeros cancelaron la suma de 10.000 libras a las fuerzas borgoñeses y fue conducida a Ruan, lugar donde se encontraba la sede del gobierno inglés.
Juicio y Condena a muerte
A pesar de las acusaciones hacia Juana de Arco, no hubo pruebas contundentes o testimonios que respaldarán tal afirmación.
De hecho, el juicio fue arbitrario, parcializado y sin pruebas contundentes de lo que sería la condena de Juana de Arco.
Pese a las desestimaciones de algunos arzobispos y clérigos de la causa inglesa de que no se llevará a cabo el juicio, los partidarios a los ingleses amenazaron con muerte a aquellos que defendieran a la acusada.
Por si fuera poco, no sólo de herejía fue acusada Juana, sino, también, de travestismo y de conspiración en contra de los ingleses.
El 30 de mayo de 1431, Juana de Arco fue condenada a morir en la hoguera por los delitos de herejía, brujería, travestismo y conspiración en contra del gobierno inglés.
Fue incinerada junto a un crucifijo de madera y fue quemada dos veces hasta que sus restos quedaron reducidos a cenizas y fueron esparcidos por el río Sena.
Legado de Juana de Arco
La influencia de Juana de Arco fue de inspiración para los años posteriores a la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia.
La división del reino francés entre Carlos VII y Enrique VI fue vital en el tramo culminante del conflicto que significó en la victoria final de los franceses.
22 años después de la muerte de Juana de Arco, el sumo pontífice Calixto III, ordenó un nuevo juicio a la heroína con el fin de demostrar la inocencia.
Por tal motivo, las acusaciones fueron anuladas y la condena se consideró inhumana y sin fundamentos fiables para ejercerse.
De esta forma, la imagen y reputación de Juana de Arco fue limpiada tiempo después de su muerte.
Su inspiración fue de relevancia a posteriori, durante las diversas guerras o conflictos donde fueron protagonistas los católicos y los franceses.
En 1920 fue canonizada por el papa Benedicto XV en la bula Divina disponente y fue considerada santa por la Iglesia Católica.