La radiactividad ha sido objeto de grandes avances científicos, médicos, políticos, energéticos y por supuesto, bélicos. De hecho, pude repercutir negativamente en el cuerpo humano, y de allí, surge un caso con las damas radiactivas en 1917.
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Dicho caso conmocionó a la opinión pública en la segunda década del siglo XIX, en especial, durante el curso de la I Guerra Mundial.
Por otro lado, en esa época se desconocía sumamente los efectos del radio, un alto componente químico, descubierto por los científicos Marie y Pierre Curie en 1898.
Tras este hallazgo, el radio se expandió no solo desde el punto de vista químico, sino, además, en otros ámbitos de la vida, siendo de beneficio y a la vez riesgo para la salud.
En esta ocasión, detallaremos el caso de las misteriosas damas radiactivas, un grupo de empleadas de una compañía relojera que sufrieron en carne propia los efectos de la radiación.
¿Quiénes fueron las damas radiactivas?
Se les conocieron como ‘las chicas del radio’, fueron un grupo de mujeres trabajadoras de la compañía United States Radium Corporation en Orange, Nueva Jersey.
Dichas empleadas cumplían las labores de pintura en esta fábrica, que se dedicaba a la elaboración de relojes para los soldados estadounidenses durante la I Guerra Mundial.
Según los directivos de la fábrica, iban a manipular una pintura desarrollada con radio y que supuestamente, era inofensiva y no perjudicial para la salud.
Como en aquella época, los efectos de la radiación no eran estudiados (eso se vino a desarrollar a finales de los años 40), por ende, eran totalmente desconocido su toxicidad.
La fábrica elaboró un plan de relojes que brillaban en la oscuridad, lo cual, eran útiles para los soldados en la noche, y estar orientados en cuanto a la hora.
Del mismo modo, los relojes luminiscentes fueron populares dentro de la sociedad estadounidense y la fábrica empleó a más mujeres para las tareas de pintura.
Sin embargo, las mujeres tenían la costumbre de chupar las cerdas de los pinceles para afinar la pintura y resaltar un poco más la luminiscencia.
Primeras advertencias
A medida que el tiempo pasaba y la popularidad de los relojes aumentaba, la compañía decidió emplear a más mujeres para solventar la alta demanda de estos artefactos.
No obstante, los primeros efectos de la radiación empezaron a tocar la puerta en las empleadas, siendo Amelia Maggia, la primera en documentar la toxicidad de la pintura.
Maggia describió que en una mañana común y luego de trabajar por muchos años para la compañía, notó que se le cayeron los dientes sin ninguna razón explicable.
De igual forma, experimentó fuertes dolores en la mandíbula y dificultad para hablar e ingerir los alimentos.
De tal manera, decidió acudir a los médicos, quienes relacionaron en cierta medida con su antiguo empleo.
Posteriormente, Maggia contactó con algunas de sus antiguas compañeras, y para sorpresa total, se enteró que muchas de ellas murieron y tres estaban en la fase terminal de la extraña enfermedad.
Batalla legal
Maggia se reunió con cuatro de las mujeres y decidieron llevar a juicio a su antiguo jefe, pero la batalla jurídica no fue del todo fácil.
Los contactos que poseía la compañía eran poderosos e hicieron lo posible para retrasar y entorpecer los procedimientos judiciales.
Sin embargo, la verdad saldría a la luz y el Congreso de los Estados Unidos adoptó una resolución para favorecer los derechos laborales.
De esa forma, se redactó una ley que permitía indemnizar a los empleados, en caso de contraer enfermedades en sus funciones laborales.
Pese al camino tortuoso contra la poderosa compañía, sumado a los escasos recursos de las mujeres afectadas, un abogado decidió llevar el caso sin cobrarles.
Con largas pruebas que demostraban la culpabilidad de la compañía, los jueces no veían factible condenar a una prestigiosa compañía, hasta que sucedió un giro inesperado.
Un hombre empleado de la compañía murió similar a las mujeres afectadas y en el juicio se demostró la culpabilidad de la compañía.
El caso de las damas radiactivas
La muerte de un hombre empujó el caso en favor de las mujeres radiactivas, quienes demostraron ante el mundo los efectos nocivos de la pintura de radio en el organismo.
De hecho, la autopsia reveló que el cuerpo del hombre brillaba y se llegó a la conclusión, que el elemento químico era tóxico para el cuerpo humano.
Tras eso, se corroboró el envenenamiento que eran sujetas las mujeres y las pésimas condiciones laborales, lo cual, significó un gran avance dentro de la sociedad.
Asimismo, el caso salió a la luz pública y las mujeres gozaron de beneficios, que, en ese entonces, eran exclusivos de los hombres.
Ahora bien, conocías sobre el caso de las mujeres radiactivas. Queremos conocer tu opinión en los comentarios. ¡Nos vemos en una próxima entrega!
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