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Historia

¿Cómo se gestó la Independencia de México?

Uno de los procesos independentistas de Latinoamérica que marcó el siglo XIX, fue la independencia de México sobre el Imperio español.

Dicha independencia tuvo diversos protagonistas como Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, José María Morelos, Vicente Guerrero, Agustín de Iturbide, entre otros.

Este proceso independentista inició el 16 de septiembre de 1810 con la declaración de independencia hasta la entrada del ejército Trigarante a la capital mexicana, el 27 de septiembre de 1821.

Partiendo de lo anterior, abordaremos cómo se gestó la independencia de México, desde los antecedentes hasta la llegada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México.

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¿Cómo se gestó la independencia de México?

Antecedentes

Antes de la declaración de Independencia en México en septiembre de 1810, debemos remontar cuando la nación estaba bajo el dominio español con el nombre de Nueva España.

Para ese tiempo, Nueva España tenía diversos estratos sociales, comandadas por cuestiones políticas, económicas y culturales.

En ese mismo orden de ideas, una cúpula de la sociedad novohispana estaba concentrada en el poder y su economía era alta, mientras, que la mayoría de los pobladores eran de escasos recursos.

Por si fuera poco, el gobierno central recibía un tributo o impuesto de todas las clases sociales, incluyendo a los campesinos y los indígenas.

Con el gobierno autoritario en Nueva España, los diferentes grupos sociales, sobre todo los más desposeídos, se enfrentaron contra el régimen español.

Por ende, iniciaron diversos movimientos sociales y en pro de la Independencia, como la rebelión de los pericúes (1734-1737), la de los mayas (1761), además, en Sonora en el resto del siglo XVIII.

Entretanto, los españoles se mezclaron con ciudadanos nativos, dando origen a diversas razas y el conflicto por el estatus social-económico.

Con respecto a la economía de aquel entonces, se centraba en la minería, comercio y agricultura, dando un estatus económico durante la era colonial.

Mientras tanto, a finales del siglo XVIII e inicios del XIX, se da un sentimiento de patriotismo, inspiradas en la Revolución Francesa y la Independencia de los Estados Unidos.

Primeros movimientos independentistas en México

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Imagen: La Nación.

Con las revoluciones en Francia y Estados Unidos, México presentaba un aire independentista sobre el dominio español en el continente.

Uno de los que simpatizó con la idea revolucionaria, fue el cura Miguel Hidalgo y Costilla, quien tomo el ideario liberal en torno a las luchas en el país.

En el marco de la guerra de Independencia en España con la ocupación de Napoleón Bonaparte, el catolicismo se tambaleaba en Europa y sus colonias.

A partir de allí, Hidalgo y el padre José María Morelos idearon comenzar la lucha armada en Nueva España.

Con la invasión napoleónica en Portugal, se dieron dos hechos que enrumbaron la lucha independentista en México.

Uno de ellos, fue la división notoria en el país, entre los que estaban a favor de Manuel Godoy y los afectos al futuro monarca, Fernando VII.

Tras eso, Godoy entregó la corona de su padre Carlos IV a Napoleón y este último, instauró a su hermano José Bonaparte que se autoproclamó monarca en España.

Por si fuera poco, Fernando VII ocupó algunos territorios ibéricos, proclamándose rey de España.

Ante tal panorama, en las colonias americanas, incluyendo, México, no había una claridad absoluta con respecto, al monarca español.

Con ambos grupos decidiéndose entre Fernando VII y José Bonaparte, surgió un tercer colectivo en favor de las ideas revolucionarias.

Mientras tanto, en territorio mexicano, se desarrolló los efectos de una crisis política en 1808, creando una junta de gobierno.

Dicha junta era una institución ‘independiente’ de los intereses del monarca español, dejando leyes que se basaba en las propuestas de los inquisidores.

Posteriormente, se declaró en agosto de ese año, una ley que declaraba como actos de herejía y sediciosas, a los opositores de la autoridad divina real.

Inicia la Guerra Independentista

Imagen: El País.

La crisis política en España con dos bandos a favor de cada rey y uno en pro de las ideas revolucionarias, se da los primeros pasos a la Independencia de México.

En primer lugar, se da el alzamiento popular a cargo de Miguel Hidalgo en Querétaro, pero dicho movimiento fue descubierto por los españoles.

Tras el descubrimiento, los insurrectos apoyaron una vía bélica, que se dio en el llamado ‘Grito de Dolores’, el 16 de septiembre de 1810.

Ante el inminente avance de los insurrectos, Hidalgo ordenó rodear la capital de Nueva España, decisión que terminó pasando factura.

A partir de allí, los realistas encabezaron las posiciones de los insurrectos, dejando un duro golpe en la gesta independentista.

La derrota obligó retroceder hasta el norte del país y forma nuevos planes de conquista a las bases realistas.

Posterior al Grito de Dolores, las tropas encabezadas por Hidalgo y Morelos, dieron los primeros golpes, como el saqueo a Celaya, cinco días después.

Por su parte, Ignacio Allende logró buenas victorias en el bando independentista, al ocupar Salamanca, Irapuato y Silao.

De allí, llegaron a Guanajuato donde obtuvieron un apoyo incuestionable, solicitando ayuda al virrey Venegas, sin recibir respuesta positiva.

Por otra parte, el virreinato de Nueva España ofreció recompensa por la captura de los líderes insurgentes.

De igual manera, la Iglesia católica excomulgó a Hidalgo y Morelos, por ser parte de la ‘conspiración’.

Camino hacia la victoria

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Imagen: La Nación.

El avance insurgente topó varios dominios españoles en México, pero el constante roce de Hidalgo y los militares dejaron ver fracturas internas.

Mientras tanto, las tropas de Allende sumaron una victoria fundamental en el monte de las Cruces, tomando provisiones y armamento realista.

Pese a las victorias patriotas, el virrey se negó a firmar la capitulación, mientras, que Hidalgo se mantuvo en Valladolid.

En dirección a Valladolid, los realistas emboscaron a los desertores de los insurgentes, provocando una gran pérdida para la causa patriota.

Entretanto, la relación entre Allende e Hidalgo se deterioraba y la lucha independentista se dividió en dos flancos.

La aspiración de Hidalgo era conformar una junta de gobierno en Guadalajara, mientras, Allende se embarcó en una lucha que casi le cuesta la vida.

Allende se volvió a encontrar con Hidalgo en Guadalajara y tras la derrota de Pabellón, es relevado de su cargo, ocupándolo el militar.

Sin embargo, el futuro de esta gesta independentista parecía esfumarse, cuando fueron capturados sus líderes, entre ellos, Allende e Hidalgo.

La condena se realizó y los precursores independentistas fueron ejecutados y sus cabezas expuestas en las plazas hasta 1821.

Movimiento insurgente posterior

El liderazgo recayó en Ignacio López Rayón, meses antes de las ejecuciones de Allende, Aldama, Jiménez e Hidalgo.

López Rayón agrupó a las clases bajas y no se enfrasco en una lucha de poderes sociales dentro del bando patriota.

Por ende, organizó una segunda etapa con hombres compuestos por campesinos, esclavos, criollos y de la burguesía local.

De allí, se unió con los indios, hasta reunirse con Morelos y sus hombres, la organización se extendió en diversos puntos del territorio novohispano.

Posteriormente, López Rayón se desplazó hasta Michoacán, donde logró sendas victorias a costa del bando realista.

Pese a ello, cayó derrotado en la Batalla del Maguey en mayo de 1811.

A partir de allí, López Rayón agrupó nuevos hombres y desertores de los realistas, comandando una nueva fase independentista.

Dicha etapa se caracterizó por una guerra de guerrillas, estrategia que valió en la derrota realista en Zitácuaro.

Simultáneamente a las campañas en el sur y norte, en la capital se estaba orquestando conspiraciones contra el virrey.

Este suceso, se dio cuando el padre Camargo entregó el secreto de confesión de José María Gallardo.

Entretanto, los esposos Manuel Lazarín y Mariana Rodríguez del Toro idearon la conspiración contra el virreinato en Nueva España.

Por si fuera poco, el virrey Venegas ordenó la ejecución de algunos insurrectos, creando un aire divisionista en la capital novohispana.

La toma de Oaxaca de 1812 y la nueva constitución monárquica

Para 1812, la guerra siguió tomando un nuevo curso, sumándose victorias en algunos territorios mexicanos.

El 25 de noviembre de 1812, en Oaxaca, se orquesta una toma cívico-militar, dando un duro golpe a los realistas.

Posteriormente, se crea el periódico Correo Americano del Sur y se entabla una junta de gobierno autónomo, encabezado por José María Murguía.

Sin embargo, el gobierno insurgente duró hasta 1814, cuando llegó el apoyo realista y se orquesto la reconquista.

En ese mismo año, en España, se proclama la Constitución política de la monarquía española.

Dentro de la carta magna, se declaró la dependencia de las juntas militares en las colonias a favor del monarca Fernando VII.

Por su parte, los puestos y cargos políticos lo ocupaban en América, la mayoría de los españoles en detrimento de los criollos.

Esto provocó un sofocamiento político en Nueva España, originándose nuevos representantes de las diferentes clases sociales.

Sucesivamente, los virreinatos quedaron abolidos y en sustitución, se crea el jefe político superior, cargo ocupado por el anterior virrey Venegas.

Nuevas luchas y se extiende la gesta independentista

En 1813, Morelos parte de Oaxaca a Acapulco, donde se da el sitio, suceso que se extendió por cuatro meses hasta la capitulación.

Sumado a ello, surgieron nuevas victorias en Valladolid, Chiapas y Tlalpujahua.

Entretanto, se realizó el Congreso de Chilpancingo en junio de 1813, con la finalidad de nombrar a los diputados.

Para dicha reunión, se leyó los ‘Sentimientos de la Nación’, sentando las bases de la Independencia de México.

Morelos quedó a cargo de las fuerzas insurgentes y se dio el aire americanista ante las exigencias del dominio español.

Posterior al congreso, se da nuevos connatos independentistas en noviembre de ese año, como la declaración de Independencia de América Septentrional.

Entretanto, Venegas fue advertido del movimiento a cargo de Morelos y meses después, se da la Batalla de las Lomas de Santa María.

La victoria realista supuso un duro golpe a las aspiraciones de las campañas de Morelos.

A su vez, las campañas realistas de Agustín de Iturbide tuvieron éxito con la victoria en la Batalla de Puruarán en 1814.

Consumándose nuevas victorias realista, vino la reconquista de Oaxaca, dando un duro golpe a las aspiraciones independentistas.

Asimismo, el Imperio español se restituyó completamente en mayo de 1814, ganando fuerzas en sus colonias americanas.

Por su parte, la inquisición fue reinstaurada y el poder absoluto se concentraba de nuevo en el monarca español.

Mientras tanto, en el Congreso de Anáhuac se proclamó la Constitución de Apatzingán, instaurándose tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.

Los encargados de cada poder fueron José María Liceafa, José María Cos y José María Morelos.

Entretanto, se idea la toma nuevamente de Oaxaca, esta vez, a cargo de Vicente Guerrero.

Muerte de Morelos

Los realistas agrupaban nuevas victorias, pero los insurgentes no se rendían, sumando algunos triunfos considerables.

Mientras tanto, Iturbide comenzó una cacería con los miembros del Congreso de Anáhuac, entre ellos, Morelos.

Entretanto, ocurre una fractura en los encargados del Congreso de Anáhuac y los civiles.

Para 1815, Morelos siendo vetado por el congreso, decidió expresar su apoyo al presidente estadounidense, James Madison.

Por otro lado, se instauraron los virreinatos, donde Calleja era la máxima autoridad impuesta por Fernando VII.

Al considerar traidor a Morelos, este es emboscado por el antiguo insurgente Matías Carrasco y llevado a la capital.

El 22 de diciembre de 1815, se ordena el fusilamiento y la degradación de Morelos en San Cristóbal Ecatepec.

Era post-Morelos

La perdida de Morelos significó un duro golpe a las aspiraciones independentistas, dividiéndose en diversos focos.

Un grupo estuvo comandado por Manuel Mier y Terán, otro por Guadalupe Victoria y José Francisco Osorno.

Dicha etapa fue la más importante, porque dio inició a la consumación de la Independencia de México.

A su vez, algunos insurgentes realistas se aliaron con los independentistas ocupando de norte a sur los territorios.

En el bando realista, la ejecución de Morelos supuso un fin de los aires revolucionarios, tras la posición del virrey Calleja.

Calleja estuvo en el bando realista hasta 1816, cuando fue relevado por Juan Ruiz de Apodaca.

Bajo el virreinato de Apodaca, se suprimió el fusilamiento a los insurgentes, abogó por los indultos y la pacificación.

Por su parte, las expediciones comandadas por Francisco Xavier Mina obligaron el repliegue de las tropas realistas.

Entretanto, dichas expediciones provocaron la muerte de Mina en 1817 y la del insurgente Pedro Moreno en ese mismo año.

Por otro lado, Vicente Guerrero resistió con la guerra de guerrillas, mostrando un papel relevante en la obtención de la independencia.

En 1818, se da una serie de capitulaciones patriotas, gracias a las intervenciones del virrey Apodaca.

Las incursiones dictadas por Apodaca se profundizaron en 1819, lo que provocó la derrota y huida de Guerrero con sus hombres.

Tras diez largos años de luchas, 1820 fue un año donde las fuerzas realistas tenían cierta autoridad sobre los insurgentes.

Asimismo, en España sucede la reinstauración de la Constitución de Cádiz, dejando un poco debilitado el prestigio de Fernando VII.

Dicha influencia se vio mermada en las colonias americanas, provocando un desenlace en el futuro independentista latinoamericano.

Puesto en marcha las campañas, Iturbide se lanzó hacia el sur del territorio para revertir las acciones de Pedro Ascencio.

El abrazo de Acatempan y el Plan de Iguala

El inminente encuentro entre Iturbide y Guerrero tuvo una connotación histórica, no solo por la supuesta alianza en el bando realista, sino, una conspiración dentro del virreinato.

Tras los ataques de los hombres de Guerrero a las fuerzas realistas, Iturbide propuso un encuentro en forma de tregua para una capitulación.

Sin embargo, Guerrero no aceptó el indulto propuesto por el virrey Apodaca y siguió sus incursiones.

Ante las diversas misivas enviadas por Iturbide, ambos hombres decidieron encontrarse en Acatempan, dando el histórico abrazo.

Consumado este hecho, Iturbide envió una misiva a Apodaca para informar sobre la posible alianza de Guerrero en el bando realista.

El plan orquestado por Iturbide parecía que daba la victoria realista que nunca sospechó de un funesto desenlace.

Para 1821, se da comienzo al Plan de Iguala, bajo tres preceptos: religión única el catolicismo, unión entre los habitantes y la Independencia de México.      

Posteriormente, se crea el Ejército Trigarante, entre los insurgentes y los reductos realistas.

Entretanto, Iturbide envió emisarios a los diferentes comandos realistas dando a conocer el Plan de Iguala.

Para evitar una posible conspiración entre los dos bandos, Iturbide ajustó los parámetros del plan ante cualquier injerencia ajena.

No obstante, el plan tuvo sus detractores y defensores, provocando inevitablemente las acciones militares correspondientes.

Consumación de la Independencia de México en 1821

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Agustín de Iturbide. Imagen: BBC.

Las luchas se orquestaron y las fuerzas realistas de una se vieron golpeados por el ímpetu del Ejército Trigarante.

De hecho, el virrey catalogó de traidor a Iturbide, mientras, las fracturas internas del virreinato culparon la ineptitud de Apodaca.

Estos factores desencadenaron en la destitución de Apodaca en el virreinato de Nueva España.

Por si fuera poco, las fuerzas insurgentes se sumaron al Plan de Iguala, dejando sin efecto los tratados con los realistas.

El avance final hacia la Ciudad de México, fue el factor preponderante que consumó la Independencia de México, orquestada en 1811.

Por su parte, se tomó la base del Imperio mexicano, a partir, del 28 de septiembre de 1821.

El último reducto español capituló el 18 de noviembre de 1825, quedando el Imperio mexicano bajo su independencia y soberanía.

Por ende, se proclama el Primer Imperio Mexicano, bajo la figura del Emperador Agustín I.

Sin embargo, el destino final de Iturbide fue el fusilamiento por traidor y conspirador, siendo ejecutado el 19 de julio de 1824.

Finalmente, la gesta independentista de México se completó tras 10 años de ardua lucha y de fracturas internas entre los proceres.

Imagen: RT.

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Samuel García

CEO de Dossier Interactivo

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