El té es una de las bebidas más consumidas y apreciadas en el mundo, pero pocos países tienen una relación tan estrecha y arraigada con esta infusión como el Reino Unido. ¿Cómo se originó esta tradición y qué papel ha jugado el té en la historia y la sociedad británicas?, además de ser parte de la idiosincrasia en la cultura británica o anglosajona. Para ello, detallaremos, en el presente artículo, sobre el origen y la historia del té y su influencia en la cultura occidental.
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¿Cómo se originó el té?
Esta popular bebida se originó en China, aproximadamente, en el año 2737 a. C, de manera casual, y es que el emperador de esa época (según cuenta la leyenda), She Nung, ordenó hervir el agua antes de consumirla como medida higiénica que se adopta en la actualidad.
Sin embargo, en uno de sus acostumbrados rituales higiénicos, un fuerte viento sopló y cayeron en la caldera donde estaba hirviendo el agua, unas hojas de una planta, y al beberla, sin darse cuenta, notó que el sabor era distinto al agua y de igual forma, el color.
No obstante, esta leyenda popular se expandió y no hay hechos verídicos de que el emperador She Nung haya creado la bebida del té de manera incidental.
Ahora bien, los registros históricos añaden que el té se empezó a cultivar en China, hace unos 2000 años antes de Cristo.
Expansión del té y su furor
En ese mismo orden de ideas, el furor del té se expandió entre los locales y los primeros indicios comerciales se dieron a partir del año 1200 de nuestra era.
Sin embargo, el té se convierte en una bebida dentro de las clases populares durante el dominio mongol de aquellos tiempos.
Aunque la costumbre perduró, los conquistadores mongoles le parecía una bebida vulgar y rápidamente, la aristocracia le perdió el interés como bebida de tertulias.
La primera expansión del té hacia tierras cercanas se dio cuando entró el budismo en Japón, como una especie de ritual ante cada servicio religioso.
En Japón, el té era muy popular, no solo entre los practicantes del budismo, sino, dentro de la sociedad en general y rápidamente, se volvió un boom durante la edad media.
Para muestra un botón, los chinos se volvieron a interesar por el cultivo de estas plantas y comercializaron con sus vecinos nipones para la producción del té.
A pesar de que en China se cultivó el té antes de la invasión mongola, la ceremonia tradicional de esta bebida la impusieron los monjes budistas en Japón.
La aparición del té en Occidente
En el continente asiático, el té ya era muy conocido y milenario, pero los viajes de europeos hacia nuevas tierras, les hizo descubrir las bondades de esta infusión.
Por ende, los primeros occidentales que establecen contacto con esta bebida fueron los neerlandeses, a través, de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales.
Como dato curioso, el primer europeo que prueba esa “desconocida” infusión, fue el jesuita portugués Jasper de la Cruz.
Sin embargo, algunos historiadores creen que los portugueses fueron los primeros europeos en probar el té y establecieron lazos comerciales con esta bebida con otros colonizadores, los neerlandeses.
Ahora bien, el poderío portugués y neerlandés en Asia llamó la atención de otros imperios, en especial, el británico, que buscaba expandir sus fronteras marítimas y territoriales.
Las guerras entre británicos y neerlandeses, les dejó como resultado la conquistas de las antiguas colonias holandesas, y el establecimiento de asentamientos británicos en las indias orientales.
Por ende, a partir del siglo XVII, los británicos comercializarían el té, siendo un interés cultural y económico con la exportación de esta bebida.
El origen del té en Reino Unido
El origen del té en el Reino Unido se remonta al siglo XVII, cuando la Compañía Británica de las Indias Orientales empezó a importar té de China, el país donde se descubrió y se cultivó por primera vez.
Sin embargo, el té era un producto muy caro y exclusivo, que solo podían permitirse los miembros de la aristocracia y la realeza.
Al llegar estos productos en Inglaterra, la alta sociedad se copió en cierto modo a la cultura del té y protocolos ceremoniales de los budistas japoneses, y la bebida era un asistente asiduo dentro del círculo aristocrático en Gran Bretaña.
Con respecto a la popularidad del té en Inglaterra se debe en gran parte a la influencia de la Reina Ana, quien lo adoptó como su bebida favorita en la corte real a principios del siglo XVIII.
A partir de ahí, el té se convirtió en una parte integral de la cultura británica, y se establecieron casas de té en todo el país, donde la gente podía socializar y disfrutar de esta bebida acompañada de pastas y bocadillos.
Lucha de poderes por el té
Como todo comercio, los altos impuestos decretados por los chinos a los ingleses, les hizo que la producción de esta infusión bajara y la sociedad británica, adicta al té, se tuvo que conformar con los pocos lotes de exportación.
En América, los estadounidenses sabían de la adicción de los británicos por el té, y en un acto de rebeldía, hundieron un cargamento de té en el puerto de Boston.
Tal suceso hizo enojar a los británicos, que decidieron bloquear a los norteamericanos bajo la condición de no tener que pagar el importe a los chinos.
Con ese motín y las ganas de dejar ser una colonia británica, los norteamericanos entraron en guerra contra los ingleses, desencadenando la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.
Mientras eso sucedía, los británicos descubrieron opio en la India y con eso, introdujeron a tierras chinas a cambio del té, es decir, pagar una adicción contra adicción.
Rápidamente, los chinos notaron que esa extraña sustancia que provenían de las colonias británicas, afectaban a la sociedad china, decidieron prohibir la comercialización del opio, aunque, los británicos tenían su as bajo la manga.
La gota que derramó el vaso, fue cuando los chinos hundieron los barcos de opio provenientes de la colonia británica de la India.
Ante tal arremetida, Gran Bretaña le declaró la guerra a China y se originaron las populares guerras del opio.
Reino Unido se queda con el té y algo más…
Las guerras del opio fueron un abreboca de los británicos para terminar de dominar el escenario del té.
Para ese momento, Gran Bretaña era una potencia y China, apenas, podía salir a flote con su ejército.
Con la humillación a los chinos, los británicos tenían autonomía de los campos de té en el gigante asiático, que solo quedó en Hong Kong hasta 1997, cuando ese territorio pasó a jurisdicción china.
Por su parte Gran Bretaña operó con cultivos de té en sus colonias, en especial, India y Ceilán (en la actualidad, Sri Lanka).
De esta manera, Gran Bretaña se posesionó de las plantaciones de té y tendría su particular adicción sin ningún inconvenientes.
Actualidad
Con el paso de los años, el Reino Unido convirtió el té en una manera de idiosincrasia dentro de la sociedad británica.
El té también ha tenido una gran importancia social y cultural en el Reino Unido, ya que ha sido un elemento de cohesión y de identidad nacional. El té ha servido para aliviar las penas, celebrar las alegrías, hacer amigos y mantener las buenas costumbres.
Por otro lado, el ritual del té de las cinco es una de las tradiciones más emblemáticas de la sociedad británica, que se remonta al siglo XIX, cuando la Duquesa de Bedford empezó a tomar una taza de té con un tentempié a media tarde para combatir el hambre.
En efecto, las horas vespertinas del té son sagradas y con acompañantes como bizcochos, galletas o pasteles.
Por su parte, las variantes servidas del té se popularizaron dentro de la sociedad anglosajona, siendo cualquiera de sus presentaciones un punto de inflexión en su rica cultura.
Conclusión
El té también ha influido en el arte y la literatura británicos, ya que ha sido fuente de inspiración y de escenografía para muchos autores y obras.
Por ejemplo, el té aparece en las novelas de Jane Austen, Charles Dickens, Lewis Carroll o George Orwell, entre otros.
Asimismo, el té también ha sido protagonista de canciones, películas, series y obras de teatro que reflejan la cultura y el humor británicos.
Hoy en día, el té sigue siendo una bebida muy popular y querida en el Reino Unido, donde se consumen unos 165 millones de tazas al día.
Por su parte, los británicos prefieren los tés negros mezclados (blends) con leche y azúcar, aunque también hay variedad de tés verdes, blancos, rooibos y herbales.
En conclusión, el té es más que una bebida para los británicos: es una forma de vida.
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